Cuentos: Nasrudín hace un sacrificio
En el pueblo donde vivía Nasrudín, la gente no hacía mucha diferencia entre una religión y otra; cualquiera que fuese su creencia, todos observaban el Ramadán, más o menos, sólo porque sus vecinos lo hacían, y cuando llegaba navidad también la celebraban. Por eso, no es de sorprender que un día a inicios de la primavera, cuando el Mulá estaba sentado en una casa de té con unos amigos, comenzaran a hablar sobre lo que sacrificarían durante la Cuaresma.
“Creo que renunciaré a la carne,” dijo uno.
“Se supone que tienes que renunciar a la carne de todas formas,” alguien le dijo. “Piensa en algo más.”
El primero sopló pensativamente su pipa y luego entre las nubes de humo dijo, “Tabaco. Renunciaré al tabaco durante la Cuaresma.” Y muchos acordaron que harían lo mismo.
Otro dijo, “Yo renunciaré al vino. Ni una gota tocará mis labios.” Otra vez, otros pensaron que era una buena idea – ellos también renunciarían al vino.
Un tercero dijo, “Yo renunciaré a algo de sueño. Me levantaré dos horas antes del amanecer para unas oraciones adicionales.” Y un número de ellos asintieron con devoción – les pareció un buen sacrificio.
Entonces el Mulá habló. Mirando al grupo reunido alrededor de la mesa dijo, “Y yo voy a renunciar a decir mentiras. ¿Alguien quisiera acompañarme?”
Traducido al español por Darafshan Daniela Anda