Cuentos : Una sola regla
Sucedió en una ocasión que un hombre joven interesado en el lado más profundo de la vida descubrió a un derviche sentado bajo un árbol a las afueras de su pueblo. El joven fue a buscar algo de comer y después se sentó respetuosamente cerca mientras el derviche comía. Después, comenzaron a conversar, y el derviche dijo muchas cosas que el joven encontró muy interesantes.
Al día siguiente el joven trajo más comida, y se contentó al encontrar que el derviche seguía sentado bajo el mismo árbol. Otra vez, tuvieron una conversación larga y profunda, y el joven regresó a su casa muy inspirado. Sentía como si su entendimiento se ampliaba más cada día.
Pero en el tercer día, cuando fue donde el derviche llevando el usual regalo de comida, lo encontró de pie, con sus pocas pertenencias en un bulto colgado en su hombro. “Debo irme”, dijo el derviche mientras el joven se acercaba. “Debía haberme marchado antes, pero me pareció que vendrías, y hubiera sido poco amable no despedirme”.
El joven estaba intrigado. ¿Por qué el derviche estaría obligado a irse? Parecía estar libre de todo compromiso, viviendo sólo con el cielo como techo, como un pájaro o una criatura salvaje del bosque. Pero cuando el joven le preguntó que le hacía irse, el derviche contestó, “Talvez sea extraño para ti, pero para ser libre sigo una única regla: cada tres días, voy a donde no estoy”.
Traducido por Darafshan Daniela Anda