Cuentos: toma solo lo que te corresponde
Hay un cuento sobre un sufi llamado Hatem al-Asamm, quien vivió en Bagdad y murió en el 852 d. C. Uno de sus estudiantes contó que, en los muchos años en que fue discípulo de Hatem, solo una vez lo vio furioso.
El maestro había ido al mercado, contó el discípulo, y allí vio un hombre que había capturado a uno de sus pupilos y gritaba: “muchas veces ha tomado mis mercancías, se las ha comido y no paga por ellas”.
“Buen señor, sea caritativo”, dijo Hatem.
“No me hables de caridad. ¡Quiero mi dinero!”, replicó el hombre.
Todas las súplicas de Hatem fueron en vano. Finalmente se enfadó, se quitó la capa de los hombros y la arrojó en el suelo en medio del bazar. Estaba llena de oro, monedas auténticas.
“Adelante, toma lo que se te debe, pero no más que eso, ¡o por Allah que tu mano caerá!” , le dijo al mercader.
El hombre de inmediato empezó a levantar el oro con diligencia hasta que hubo tomado lo que le correspondía, pero a pesar de la advertencia del sufi, no pudo contenerse a sí mismo. Codiciosamente alargó su mano para tomar más, y cuando lo hizo, justo como Hatem había dicho, su mano de inmediato se marchitó”.
Traducción por Vadan Juan Camilo Betancur