Cuentos: El consejo de un loco 

En los días en que Bahlul vagaba por la tierra, siempre había diferentes opiniones sobre si era el loco que parecía ser, o si tal vez, solo tal vez, era un hombre sabio que solo fingía ser un lunático. 

Un día, un hombre de negocios encontró a Bahlul sentado, perdido en sus pensamientos, en un cementerio, y se acercó a él diciéndole: “Gran y respetado santo Bahlul, ¿puedo interrumpir tus meditaciones para hacerte una pregunta? Por la gracia de Dios tengo una pequeña suma de dinero para invertir. A través de tu sabiduría, por favor dime qué debo comprar para obtener una ganancia”. 

Bahlul se despertó de sus ensueños por un momento y dijo: “Hierro y zanahorias”. 

El hombre de negocios fue directamente al mercado, compró todo el hierro y las zanahorias que pudo encontrar, y en una semana lo había vendido todo de nuevo con una gran ganancia. De repente se convirtió en un hombre rico. 

Regocijado, fue de nuevo al cementerio, donde encontró a Bahlul tendido en una tumba abierta. “Bahlul, loco” dijo jovialmente el hombre de negocios, “¡tus consejos me hicieron una fortuna! Ahora estoy listo para invertir de nuevo, así que por favor dime, ¿qué debería comprar?” 

“Ajo y sandía”, dijo Bahlul. 

El empresario fue de nuevo al mercado y vació sus bolsillos para comprar cada sandía y todos los ajos de la ciudad. Pero para su horror, el precio de ambos se derrumbó y lo perdió todo. 

Devastado, fue al cementerio y dijo: “Bahlul, ¿cómo pudiste darme tan malos consejos? La primera vez me hice rico, ¡pero esta vez por tu culpa he perdido toda mi fortuna! ¿Qué pasó?” 

“La primera vez me llamaste sabio” dijo Bahlul. “La segunda vez me llamaste loco, así que este es el consejo de los locos”. 

Traducción por Darafshan Daniela Anda