Cuentos: El Herrero
El anciano herrero estaba cerca del final de sus días, y un joven, novato, ansioso y lleno de vida, vino a verlo, en busca de consejo. “Estoy que exploto por dentro, quiero darle un vuelco al mundo”, le dijo al anciano. “¡Quiero cambiarlo todo! ¿Dónde debo comenzar?
El anciano lo miró pensativo por un momento, y luego dijo, “Encuentra a alguien a quien respetes, y sigue su consejo”.
“¿Es eso lo que usted hizo? Es el mejor herrero de todo el país, todo el mundo lo dice. ¿Es así como comenzó?”
“Cuando tenía tu edad, yo también quería darle un vuelco al mundo. Era fuerte y pensaba que martillando formas de hierro era una forma de lograrlo. Entonces decidí ser un herrero. Por aquellos días en nuestro pueblo había dos herreros para los cuales podía trabajar, tan diferentes uno del otro como el día y la noche. Uno era un hombre violento, que bebía y peleaba y decía malas palabras y tenía un odio encarnizado por la gente de la población vecina, donde, por cierto, mi madre había nacido. No le daba a una persona de esa población ni un clavo torcido. El otro hombre era calmado, pacífico y modesto; jamás lo oí decir una mala palabra contra nadie, y cuando finalmente murió cientos de personas vinieron a su funeral y lloraron”.
“Entonces, ¿usted escogió al segundo?”
El anciano meneó su cabeza. “Escogí al primero. Hacía mejores herraduras.”
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel