Cuentos: La respuesta del granjero
Sucedió una vez que cierto granjero había desarrollado la habilidad de cultivar sandías muy finas, y un año cultivó una que era más grande de lo que nadie había visto antes. Toda la gente de su región alababa esta sandía y admiraba la habilidad del agricultor.
Por aquel entonces, el rey del país decidió recorrerlo disfrazado. Lo hacía de vez en cuando, pues le gustaba saber algo de su tierra que no llegara por boca de sus ministros.
El rey oyó hablar de la enorme sandía y fue a visitar al agricultor. Tras admirar la sandía, le dijo: “¿Me la regalas?”.
“No”, respondió el agricultor.
“Entonces, ¿me la venderás?”, preguntó el rey.
“No”, respondió de nuevo el campesino, “tampoco la venderé. Se la llevaré al rey”.
“¿Ah?”, dijo el rey. “¿Y si el rey no la acepta?”.
“Si el rey no acepta una sandía tan buena como ésta”, dijo el campesino, “¡pues que se vaya al diablo!”.
Y unos días después, tal como había dicho, el granjero llevó su enorme sandía a la corte. Cuando entró en la sala del trono para presentársela al rey, el granjero reconoció a su visitante de unos días antes, pero no lo dijo. Se limitó a ofrecer la sandía con respeto, diciendo: “Alteza, esta sandía es suya”.
El rey miró fijamente al granjero y le dijo: “¿Y si no la acepto?”.
El granjero se puso rojo de vergüenza y dijo: “¡Entonces creo que su majestad ya conoce la respuesta!”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.