Cuentos: El honor del marajá
Hazrat Inayat Khan y sus hermanos solían contar esta historia para hablar de un evento que sucedió en su ciudad natal, Baroda. Aunque sea tan distante de nuestra manera actual de vivir, podemos tal vez apreciar la cultura de delicadeza y nobleza que ilustra.
Sucedió una vez que un mercader llegó a la ciudad de Baroda y solicitó una audiencia con el marajá. Su majestad no solía recibir a cualquier mercader en su corte, pero este hombre tenía algo especial para ofrecerle: una pequeña botella que contenía un extraño y exquisito perfume. Y el mercader sabía que nunca podría venderla en el mercado común. Como el marajá era muy rico, y era bien conocido por apreciar la fina cualidad de todas las cosas, el mercader pensó que tal vez le entusiasmaría comprar el perfume.
En su debido momento, el mercader fue recibido ante la real presencia del marajá, y con toda la cortesía le presentó el pequeño frasco. El marajá le preguntó por el precio, y el mercader le mencionó una suma astronómica: cien mil rupias.
Aunque el marajá había estado interesado en adquirir el perfume, sintió que el mercader estaba abusando de su dignidad al pedir tanto. Así que le ofreció menos: setenta mil rupias. Pero ahora el mercader sintió que su dignidad se vio ultrajada, entonces rechazó la oferta y salió de la corte sin hacer su venta.
Sin embargo, uno de los nobles del marajá, que también tenía algo de riqueza, al escuchar sobre el perfume fue donde el mercader y lo compró al precio que éste pedía. Luego, trajo a su caballo más fino de los establos, roció el perfume sobre su cola e hizo que uno de sus sirvientes montara al caballo por todas las calles de la ciudad.
El rumor pronto llegó al marajá y lo enfureció, parecía que el noble se estaba burlando de él: ¡lo que el mismísimo marajá no compró, su noble lo tiró en la cola de su caballo!
El noble recibió de inmediato una citación a la corte, y el marajá le exigió una explicación.
“Su majestad”, dijo el noble, “lo que he hecho fue por su honor y el honor de Baroda. No quería que le mercader dejara la ciudad decepcionado y pensando que no podemos pagar su perfume, y por eso todos nuestros ciudadanos debían poder disfrutarlo”.
Esta respuesta tocó el corazón del marajá, y se sintió profundamente agradecido con el noble.
Traducido por Prajnabai Mariana Betancur.