Cuentos : El hedor del anhelo
Sucedió una vez que cierto hombre, creyente de corazón en la Verdad y devoto del camino del espíritu, descubrió que llegaba tarde a sus oraciones. Había oído la llamada del minarete, pero se retrasó por algún deber doméstico, quizás atendiendo las necesidades de un niño pequeño. ¡Estas cosas pasan!
Cuando se dirigió al lugar de oración, encontró la calle desierta. Al darse cuenta de lo tarde que estaba, su paso vaciló, pero entonces vio una figura en la esquina de la calle, que le saludó y le instó a darse prisa. “¡Corre, puede que llegues a tiempo!”
Pero cuando el hombre se acercó, se sorprendió de que la figura que lo impulsaba era el mismo diablo. Entonces se detuvo y dijo: “Esta es una situación extraña. ¿Cómo es que tú, el enemigo declarado del Todopoderoso, me dices que corra a mis oraciones?”
“Siempre actúo en mi propio interés”, dijo el Diablo, con una sonrisa amarga. “En los días en que faltas a tus oraciones, el hedor de tu anhelo en mis narices hace que sea imposible acercarme a ti.”
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui