Cuentos: Los Tres Arrieros
Sucedió una vez que tres jeques*, habiendo completado una peregrinación a la Meca, acordaron entre ellos hacer un viaje a Bagdad, y así poder rendir obediencia al norte de la época, el gran Sufí Abdul Qadir Jilani. En consecuencia, encontraron tres arrieros para atender sus necesidades y se pusieron en camino.
Los jeques eran hombres piadosos, dedicados a mucha oración y discusiones serias de altos principios, y endurecidos por las dificultades del viaje. Lo que les molestaba, sin embargo, era la inevitable compañía de los arrieros, que eran analfabetas, poco elegantes, y no mostraban reverencia por las devociones y vigilias de los jeques.
Cuando por fin tuvieron a la vista el salón de reuniones del santo, los jeques sintieron una mezcla entre la alegre expectativa de que ahora podrían vislumbrar el resplandor de su santidad, y el alivio de que por fin estarían libres de la molesta compañía de los arrieros.
Para su sorpresa, el mismo Santo salió a saludarlos y, sin mirar a los arrieros, los llevó a la sala. Esto era un gran honor, y los jeques sintieron un pensamiento centelleando en sus mentes: ¡quizás estaban siendo reconocidos como los legendarios “tres jeques ocultos” de la época!
Más tarde esa noche, sin embargo, los tres jeques vieron por casualidad a los arrieros que salían en la compañía del Santo. Para su asombro, mientras los arrieros respetuosamente se despedían, el Sufí se inclinaba y besaba sus manos, y llegó como un relámpago a la mente de los jeques, que los tres ocultos no eran ellos sino los arrieros.
Corriendo detrás de los arrieros, los jeques trataron de hablar con ellos, pero su líder les dijo despectivamente: “Vuelvan a sus oraciones. Nos han atormentado durante treinta y seis días con sus murmullos, y no queremos más de ellos”.
*Ndt: Jeque es un título de origen árabe aplicado a líderes religiosos o políticos a nivel local, etimológicamente comparable al arquetipo de “viejo sabio”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.