Cuentos: El Famoso lunático
Sucedió una vez que el gobernador de cierta provincia salió con algunos de sus seguidores, y entonces, en un punto decidió que quería estar a solas por un momento. Alejándose de sus acompañantes fue hacia una colina y se sentó a la sombra de un árbol.
Mientras el gobernador estaba sentado, mirando a su alrededor, sucedió que mulá Nasrudín pasaba por ahí. El mulá había estado trabajando en sus tierras y estaba cansado y empolvado. Cuando vio a alguien sentado en la sobra decidió unirse para un pequeño descanso.
“Saludos amigo,” dijo el gobernador. “¿De dónde vienes?”
“Nuestro pueblo está cerca,” respondió Nasrudín.
“Y, ¿en qué condiciones está vuestro pueblo?” preguntó el gobernador.
“Mal,” dijo Nasrudín. “Terrible de hecho. Estamos a punto de una hambruna.”
“¿Oh?” dijo el gobernador. “¿Acaso fallaron las cosechas?”
“No, las cosechas estuvieron bien, gracias a Dios,” dijo el mulá. “Pero los impuestos se llevan demasiado, no queda suficiente ni para alimentar a un ratón.”
“¿No estáis contentos con vuestros gobernantes?”
“¡Nuestros gobernantes!” dijo Nasrudín. “Tiranos, ladrones y sinvergüenzas, cada uno de ellos. ¡Que Dios retire toda bondad de su camino!”
Esto enfureció al gobernador. “¿No sabéis acaso quién soy?” preguntó. “Soy el gobernador de esta provincia.”
Nasrudín se levantó e hizo una profunda reverencia. “A su merced, excelencia. ¿Y sabe usted quién soy yo? Soy el famoso lunático de nuestro pueblo, quien la mitad de las veces no sabe lo que está diciendo.”
Traducido por Darafshan Daniela Anda