Cuentos: ¿Qué extremo de la cuerda?
Sucedió una vez que cierto maestro fue con un estudiante a cortar cañas de un pantano. Mientras surcaban el espeso barro negro, cortando y recogiendo los tallos, el estudiante dijo: “Maestro, ¿puedo hacerle una pregunta?”
El maestro asintió, y el estudiante continuó: “Hace poco vino a visitarlo el Gobernador de nuestra provincia. Todo el mundo sabe que es un hombre corrupto y malvado, un orgulloso, disoluto, un aprovechado depravado que miente, engaña y roba, y es cruel con todos los que están bajo su mando. Y, sin embargo, tú le hablaste sólo de bondad”.
“¿Sí?”, dijo el maestro. “¿Y tu pregunta?”
“¿Por qué no le habló de su maldad? ¿Por qué no denunció la oscuridad de su corazón y la sombra que hace sobre toda nuestra provincia?”
El maestro hizo una pausa en sus labores, sosteniendo una gran brazada de cañas. “Trae una cuerda”, dijo, “y podremos atar este montón”.
El estudiante cogió uno de los tramos de cuerda que habían traído, y se lo ofreció al maestro. Al tomarlo, el maestro dijo: “Esta cuerda que trajiste, ¿viste que un extremo está embarrado?”
“Sí”, dijo el estudiante, “uno de los extremos fue pisoteado en el barro. Lo siento”.
Mientras ataba el montón, el maestro dijo, “Y cuando la recogiste, ¿tomaste el extremo embarrado? ¿O el extremo limpio?
El estudiante pensó, y dijo, “Seguramente cogí el extremo limpio”.
“Y yo también prefiero tomar el extremo limpio”, dijo el maestro. “La bondad y la maldad no son dos. Son los extremos de una cuerda. Pero aquel que tome el extremo embarrado tendrá él mismo las manos embarradas”.
El maestro dejó el fardo atado y se inclinó para lavarse las manos en el agua, pues estaban cubiertas de barro negro. “Y algunas inmundicias”, concluyó, “son mucho más difíciles de lavar que esta honesta mugre de pantano”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.