Cuentos: ¿Cuál mitad?
Sucedió una vez que Mulá Nasrudín tenía un pequeño negocio en un serai, uno de esos grandes recintos donde las caravanas se detienen para descansar y reabastecerse. El Mulá había logrado asegurar una esquina del serai, donde había colgado una hamaca que alquilaba a los viajeros. Como el piso del serai era inusualmente duro y pedregoso, y como abundaban los ratones y ratas corriendo entre las patas de los camellos, su hamaca se negociaba constantemente.
Los clientes del Mulá, sin embargo, eran en su mayoría comerciantes y por lo tanto negociadores astutos, siempre buscando la manera de conseguir un mejor trato. Una vez, un comerciante de estatura inusualmente pequeña vino a Nasrudín y le dijo: “Mulá, ¿cuánto cuesta alquilar tu hamaca por una noche?”
El Mulá dijo: “Dos monedas”.
“¡Dos!”, dijo el comerciante. “Sé misericordioso, amigo mío. Este viaje ha sido un desastre para mí. He perdido dinero en cada transacción, y ahora voy a casa como un hombre pobre. Apenas me atrevo a decírselo a un respetable Mulá, pero me temo que tendré que vender a mis hijos para sobrevivir. Y además”, añadió: “ya ves que soy un hombre pequeño, con la mitad del peso de los demás. Permítame usar su hamaca por una sola moneda. Es todo lo que me queda”.
El hombre sacó una moneda. El Mulá se acarició la barba y pensó por un momento. Luego, tomando la moneda, se volteó y desenganchó un extremo de la hamaca.
“Es un trato”, dijo Nasrudín. “¡La mitad del peso, la mitad del precio y la mitad de la hamaca!”
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.