El sendero de la bondad
Cerca del final de la oración Saum, encontramos dos líneas llenas de movimiento:
Úsanos para el propósito que Tu sabiduría elija
Y guíanos en el sendero de Tu propia bondad.
La búsqueda de un propósito en la vida es una preocupación para muchas personas porque no podemos ser realmente felices, a menos que tengamos algo que le dé sentido a todo lo que hacemos. Sin esto hay una profunda frustración del poder del alma, y esta es una de las grandes enfermedades de nuestra época. De esta oración podemos entender que cualquier propósito que podamos ‘elegir’ por nosotros mismos sólo será verdaderamente satisfactorio si es guiado por la sabiduría Divina. Para quien su fe se ha convertido en realidad esto es obvio, pero para aquel cuya fe es aún incierta, es más problemático. Cuando la fe se convierte en realidad, todos los aspectos de la vida se ven relacionados y obrando juntos, pero hasta ese momento, las cosas siguen divididas o compartimentadas; alguien dedica unos momentos para orar, tal vez, y luego se va a los asuntos del día, preocupándose y reflexionando, tratando de tomar decisiones sobre lo que debe hacer con él o ella misma. Pero si escuchamos atentamente, la oración nos recuerda que hay un propósito. Un propósito Divinamente guiado, si tan sólo aprenderíamos a verlo. Lo que es más, podemos ser utilizados para ese propósito si permitimos que suceda. Una imagen que viene a la mente es la de un niño pequeño: hay momentos en que el niño se resiste a ser cargado por la madre o el padre, arqueando la espalda y girando y empujando sus pequeños brazos y piernas en todas las direcciones, y hay momentos en que el niño acepta el abrazo, plegándose suavemente en los brazos de los padres. De la misma manera, a veces luchamos contra nuestro propósito y a veces nos relajamos en él.
En la segunda línea también hay movimiento, aunque podemos pasar por alto ese aspecto, centrado quizás en el atractivo concepto de ‘bondad’ que concluye la frase. Aquí, la oración nos dice algo importante: que hay un ‘sendero’ de bondad. ‘Bondad’ no es un paquete de cosas buenas que un día se entregan en nuestra puerta, sino que es un viaje que emprendemos a través de la vida; de hecho, el único viaje. La bondad es un sendero a caminar y si estamos en sintonía con el Espíritu de Guía, ese viaje será bueno. Y no será bueno de acuerdo a ‘mi’ agenda limitada sino que será bueno de acuerdo a Aquel que nos creó a todos.
Al pensar en el camino de la bondad y cómo seguirlo, vienen a la mente las enseñanzas de Zaratustra: estar atentos a todo pensamiento, palabra y obra. Las escrituras zoroastrianas lo expresan de esta manera:
El primer paso que dio el alma del hombre fiel lo puso en el paraíso del Buen Pensamiento;
el segundo paso que dio el alma del hombre fiel lo puso en el paraíso de la Buena Palabra;
el tercer paso que dio el alma del hombre fiel lo puso en el paraíso de las Buenas Acciones,
y el cuarto paso que dio el alma del hombre fiel lo puso en las infinitas luces.
Traducido por Juan Amin Betancur
Uno puede repetir por años las frases de una oración sin entender el profundo significado de las palabras. Siempre me llenó la frase “Úsanos para el propósito que Tu sabiduría elija” porque me permitía aceptar todo, inclusive lo que aparentemente no era bueno y mi ignorancia no me dejaba entender, como algo que la Sabiduría Divina lo ponía en mi camino para que yo aprenda. Pero con la frase “Guíanos en el sendero de Tu propia bondad” no tenia esa profunda conexión, era como un simple pedido de que Dios me diera la bondad que muchas veces estaba ausente en mi vida, gracias a esta lectura esa frase ha dado un giro, LA BONDAD ES UN SENDERO A CAMINAR que se complementa con las bellas frases de Zoroastro y nos señala el camino paso a paso.
Gracias Maestro
Muy querido Murshid,
Estas dos peticiones de la oración Saum parecen ser las que más requieren de nuestra decisión, de nuestra voluntad.
¿Para qué le pido a Dios que me use, si no estoy dispuesto a la rendición total a Él?
¿Para qué le pido a Dios que me guíe, si no estoy dispuesto a dejarme guiar incondicionalmente?
Entonces, si Le hago estas dos peticiones con humildad y sinceramente, mi propósito diario es la entrega total a Él, dando con alegría lo mejor de mi, poniendo todas las ganas y aceptando todo lo que Él ponga en el camino.
Así, ¡El corazón se llena de gratitud!