Hasta que sea reflejada en nosotros
La oración Saum concluye con esta frase: Atráenos más cerca de Ti en cada momento de nuestra vida, hasta que sea reflejada en nosotros Tu gracia, Tu gloria, Tu sabiduría, Tu dicha, y Tu paz. Dado que es la nota final de la oración, debe tener un significado especial. Como el último acorde de una sonata, o como el cierre de una carta para un ser amado, enfatiza lo que esperamos que persista en la mente y corazón de la otra persona. Al buscar guía en la oración, podríamos preguntarnos ¿qué significa para nosotros, para nuestras vidas, reflejar estas cualidades divinas de gracia, gloria y las otras?
Como a menudo han enseñado los Sufis, el corazón mismo es un espejo, listo para reflejar sobre nuestra conciencia lo que sea que se coloque ante él. Si se lo direcciona hacia el mundo exterior de las sensaciones, intoxicantes pero al final insatisfactorias, eso es lo que será reflejado; si se lo direcciona al infinito mundo interior, esa belleza y majestuosidad serán mostradas. Pero además de direccionar o enfocar, el espejo también necesita ser limpiado, pues es susceptible al óxido, como nos dice Hazrat Inayat Khan, el resultado del egoísmo y el ensimismamiento.
Cuando el trabajo de retirar el óxido ha iniciado y el espejo ha sido direccionado al mundo interior, entonces verdaderamente hemos iniciado nuestro viaje en el camino espiritual. Con paciencia y persistencia comenzamos, por ejemplo, a sentir la gracia de rendirnos a la Gracia, y la dicha de abandonar nuestras limitaciones a la ilimitada Dicha. Cada cualidad nos ofrece una lección aparte, pero al final todas dependen de la aniquilación del yo.
La culminación de la frase, cuando el espejo puede reflejar la Perfección, es justamente lo que Jesús aconsejó cuando dijo, “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial.” Y aunque nuestro esfuerzo en el camino es esencial, el resultado siempre depende del Único Ser; por eso la frase comienza con una petición: Atráenos más cerca de Ti en cada momento de nuestra vida…
Traducido por Darafshan Daniela Anda