Water and Rock (Spanish version)

Agua y roca 

Hace poco, un grupo de amigos sostuvo una interesante conversación sobre uno de los aforismos de Hazrat Inayat Khan: «Para adquirir conocimiento espiritual, para recibir inspiración, para preparar el corazón para la revelación interior, hay que intentar que nuestra mentalidad sea flexible como el agua y no como una roca». 

Tal vez sea una declaración confrontadora, pero como observó una persona, aquí hay esperanza y promesa. La frase de Pir-o-Murshid, que dice que hay que preparar el corazón para la revelación interior, parece implicar que el levantamiento de la velo es tanto natural como predestinado. Por muy confusos y desorientados que nos sintamos, por muy perdidos que estemos en el laberinto, hay algo en lo cual esperar, siempre que nos preparemos. Pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo cambiar de mentalidad? 

Al principio, podríamos decirnos a nosotros mismos que nuestra forma de pensar seguramente no es en realidad tan dura e impenetrable. ¿No tenemos también cierta flexibilidad? Tal vez, pero consideremos nuestro mundo mental y veamos. Somos conscientes de que llevamos estructuras con nosotros; de hecho, dependemos de ellas. Pensemos en nuestros conceptos, suposiciones y juicios, y no omitamos nuestras identificaciones. ¿Nuestra nación? ¿Nuestra lengua? ¿Nuestra familia? ¿Nuestra profesión? ¿Nuestra política? ¿Nuestros logros personales? ¿Y nuestros fracasos? Todo esto forma los firmes muros de piedra de una casa, y aunque no siempre nos guste la casa, no podemos imaginarnos vivir sin este entorno limitado y limitante. ¿Acaso eso no hace posible nuestra vida? Sin embargo, cuando reflexionamos sobre ello, descubrimos que estamos atrapados en una espiral que se auto sustenta: nuestras estructuras mentales crean nuestros hábitos, nuestros hábitos refuerzan nuestras opiniones, nuestras opiniones refuerzan nuestras estructuras mentales, que a su vez confirman nuestros hábitos, y así sucesivamente. Y cualquiera que haya intentado alguna vez cambiar un hábito sabe que puede ser tan duro como el granito. Mientras tanto, fuera de los muros de piedra que hemos construido, el sol sonríe a todos, el viento baila alegremente en todas direcciones y el poderoso océano de la vida surge y ruge sin barrera alguna. 

Si queremos flexibilizar nuestra mente, primero debemos ser conscientes de nuestras rigideces. Éstas son más fáciles de detectar en nuestros momentos de dificultad, aunque también pueden estar presentes en nuestros momentos de placer. Una persona, mientras saborea una taza de té, por ejemplo, podría declarar: “Toda persona de mente recta bebe té como yo. Sólo un tonto lo haría de otro modo”. De esta forma, el fluido disfrute del té ha quedado inmovilizado en el rápido fraguado del hormigón de la superioridad personal. Estudiando nuestras dificultades, a veces descubriremos que el malestar que sentimos está producido por nuestra propia opinión -de una persona o de una situación o de una palabra que nos han dicho, por ejemplo-, y si fuéramos capaces de desprendernos de nuestra opinión el momento podría pasar sin ningún dolor. Por otro lado, también descubriremos que a veces una situación difícil ha sido provocada por nuestra forma rígida de pensar. Entonces tenemos la oportunidad de dejar caer nuestra estructura, como una piedra, al fondo del arroyo, y dejar que el agua nos arrastre. 

Si sintonizamos suficientemente nuestra mente con el agua, seremos más capaces de superar nuestros propios bloqueos, y también de gestionar situaciones con los demás. Hablando del arte de la personalidad, Hazrat Inayat dijo: A veces una persona puede cambiar una situación con una palabra y otras no pueden cambiarla ni con cien martillazos. Hay una manera de martillar y romper una roca y hay la manera del agua. Si la roca está en el camino, el agua no martillará; el agua la rodeará, correrá suavemente sobre ella y se abrirá paso en la parte superior de la roca y de esta manera las olas avanzarán. 

Cambiar nuestra mentalidad puede parecer una tarea abrumadora. Requiere un cuidadoso autoexamen, pero si deseamos avanzar en el camino espiritual, no hay alternativa a esta minuciosa disciplina. Como se dice en Gayan Talas, el camino de la libertad conduce a la meta del cautiverio; es el camino de la disciplina el que conduce a la meta de la libertad. 

Traducción al español: Inam Anda  

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