¿Qué es real?
Los niños muy pequeños creen que más grande equivale a más pesado. Si les muestras una caja grande vacía y un ladrillo, estarán seguros de que la caja debe ser más pesada porque es más grande. Es solo con más experiencia que llegamos a entender que la densidad también entra en juego. Ese fue el descubrimiento del matemático griego Arquímedes, quien, mientras entraba a la bañera se dio cuenta que la cantidad de agua desplazada era igual a su volumen, y no a su peso.
A través de la vida buscamos crear nuestra propia realidad, saber qué es confiable, qué es cierto, qué es correcto. Adoptamos varios principios, basados en nuestra experiencia, en raciocinios, en lo que dicen otros, y a partir de esto, con mayor o menor consistencia, organizamos nuestra vida, escogiendo carreras, compañeros, estilos de vida y así sucesivamente.
Inevitablemente, sin embargo, encontramos momentos en los que los eventos no salen como creemos que deberían. Siendo la naturaleza humana lo que es, fácilmente pasamos por alto las veces en las que las cosas salen mejor de lo que esperábamos, pero cuando estamos siguiendo nuestras reglas, cuando, por ejemplo, estamos cumpliendo nuestros deberes o realizando una carrera que creemos es buena para la sociedad, y algo inadvertido detiene el giro de las ruedas, lo sentimos como un golpe. Esos choques pueden ser más o menos retadores, forzándonos a tomar un curso inverso y tal vez a efectuar alguna revisión de los códigos que hemos estado usando, pero cuando estamos recorriendo un camino espiritual éstos pueden llevarnos a detenernos por completo, mientras nos preguntamos, “Entonces, ¿qué es la realidad? Pensé que sabía, pero aquí, nada de lo que creo parece funcionar.”
Pese a los sentimientos de confusión y hasta de desesperación, en tales momentos hay un valor precioso, porque pueden ayudarnos a una mejor comprensión. En el Nirtan Gamakas Hazrat Inayat Khan dice, Cuando la irrealidad de la vida empuja mi corazón, su puerta se abre a la realidad. Es también una lección que podemos encontrar en el poema de Allama Prabhu, que nos lleva de una abrumadora catástrofe a otra – una lluvia de fuego, una inundación y así sucesivamente – hasta justo la última inundación que arrasará con el mundo entero, y allí, el remedio, o la escapatoria, es renunciar a nuestro yo y convertirnos en el Señor.
Si estamos enfrentando serias dificultades, ¿Y quién no lo está? entonces – mira hacia el corazón porque hay una puerta a la realidad, y es solo a la luz de la realidad que nuestras dificultades serán comprensibles y podremos encontrar el camino a seguir. No “a nuestra manera”, sino a la manera real, la manera del Señor.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel
Muy bonita esta lectura querido Murshid. Sobre todo la parte de “no a nuestra manera, sino a la manera real, la manera del señor”. Comprender esto y aceptarlo así, me parece que nos quita mucho peso en la vida. Gracias!