¿Qué es el corazón?
En las dos publicaciones más recientes sobre misticismo (aquí y aquí) de Hazrat Inayat Khan aprendimos que el corazón debe ser preparado para el viaje interior, y que cuando empieza a despertar viene una fuente de amor y bondad que cambia por completo nuestra relación con el mundo. Puede sonar como una altísima montaña imposible de escalar, y aun así Hazrat Inayat nos asegura que con paciencia (que él llama el aceite que mantiene la lampara del amor encendida) podremos alcanzar la meta.
El texto también provee, casi de pasada, una descripción lo más clara posible de la misteriosa naturaleza del corazón. Todos conocen ese órgano que palpita en nuestro pecho, pero eso es solo una indicación física de algo mucho más profundo. Después de explicar que él no se refiere al corazón de carne, Hazrat Inayat dice: “Si uno llega a una concepción mística, puede ver que es en el corazón (…) donde empieza el espíritu; eso hace al hombre un individuo. La profundidad de ese espíritu es en realidad lo que llamamos el corazón”.
El corazón, en otras palabras, es el punto en el que nuestra individualidad toca el infinito. Es una capacidad, un potencial que acomodará o reflejará cualquier cosa que allí se encuentre. Cuando el corazón está lleno de pensamientos sobre uno mismo, estamos limitados e imposibilitados para percibir el infinito, está fuera de nuestro alcance. Cuando la divina fuente del amor se ha abierto, como lo dice Hazrat Inayat, “se purifica el corazón, éste se hace transparente para ver el mundo exterior y el interior. El corazón se vuelve un vehículo para el alma con el que puede ver todo adentro y todo afuera; y no solo hay comunicación con el otro, sino también con Dios”.
¿Cuál es entonces la lección para el viajero en el camino interior? Mantener su mirada fija en el horizonte de la infinidad a través de las tormentas de la vida, y dejar atrás todas las pequeñas limitaciones que bloquean el flujo del amor: si podemos adoptar esto como un rumbo, con el tiempo el corazón se volverá tan claro como el cristal. Es por esto que en Nirtan, Tanas, se dice esto:
Cristal, ¿qué eres tú?
Yo soy la sombra del corazón de Cristo.
¿Cuál es tu cualidad?
Estoy vacía de mí misma, y así, al verme,
puedes ver en mí Su corazón reflejado.
Traducido por Prajnabai Mariana Betancur