Hazrat Inayat: Clase a los mureeds, Actitud. Parte II
A continuación, presentamos la conclusión de la charla, iniciada aquí, dada por Hazrat Inayat Khan a un grupo de mureeds en enero de 1926 en la ciudad de Nueva York. Se trata de las instrucciones de despedida del Maestro para el grupo, previo a su viaje a otras ciudades de América.
Y ahora respecto a tu actitud hacia los que te rodean. ¿Qué deberías pensar acerca de aquellos que no valoran tu punto de visa, que no aprecian tus esfuerzos en el camino espiritual; ¿que no pueden entenderte y, sin embargo, están a tu alrededor, en tu hogar o en tu lugar de trabajo, o son tus amigos de tu entorno? No debes apremiarles sobre tu punto de vista, ni mostrar tu actitud. Es una táctica equivocada. Mostrar de cualquier forma que eres más evolucionado que ellos, que eres diferente, que tus ideales son más elevados que los de ellos, ser exclusivo, no es lo correcto. Si tu ideal es más elevado, si tus sentimientos son más profundos, si tus pensamientos son más altos, ten gratitud de tenerlos. Pero no muestres tus tesoros diciendo, “mira mi diamante” o “mi rubí” o “mi esmeralda”. Si es apreciado, no necesitas decir que este diamante es tan valioso. No es necesario que hables con otros al respecto, también es mejor no mostrar tus ideales si son más grandes o tienen mejores cualidades. Actuando como todos los demás, siendo amigo, camarada o igual, ciertamente ganarás el afecto de sus corazones. Y eso hará mucho más bien que mantenerse distante o exclusivo, pensando que somos diferentes de los demás. Mientras más evolucionados somos, más debemos inclinarnos como un árbol frutal. La tendencia del árbol que da fruto es inclinarse.
Y ahora tu actitud hacia aquellos con los que tienes una cierta obligación. Si la consideras sólo un deber, no es nada más que cautiverio, esclavitud. Pero si el deber se convierte en tu placer, entonces es una virtud. Entonces, si complaces a los demás, encuentras tu satisfacción. Pero uno podría pensar, “¿si no lo considero mi deber?” Debes despertar al hecho de que es tu deber. No sirve de nada ignorar que existe tal cosa en la vida como el deber. Pero si tu dijeras, “¿Por qué? No necesito tener en cuenta mi obligación para con los que me rodean”, entonces ¿qué acerca de los demás? Y mi respuesta es que tienes un deber para con todos, no sólo con tus parientes y amigos, sino con los extraños y con todos aquellos que conoces en la vida hay una obligación; para todos aquellos con los que tienes algo que ver en la vida, así ellos parezcan más vivos o estén fijos en un lugar, debes tomarlos a todos delicadamente y con mucha alegría. Entonces lo verás de forma diferente y encontrarás placer en el deber. Es muy fácil decir, no me gustan las obligaciones, me alejo de ellas. También es fácil decir, no considero mi obligación hacia esta persona. Pero eso no te aleja del hecho de que en alguna parte estás sujeto al deber. Sólo significa un respeto, un respeto a lo que es correcto. Y si alguien preguntara, “Bien, pero ¿qué es correcto?” La respuesta es que lo que quiera que consideres en un cierto momento correcto, es correcto; lo correcto de hoy no es lo correcto de mañana. Por lo tanto, para hoy hay un bien y para mañana hay otro que mañana será justo. En este mundo estamos evolucionado todos los días, de un concepto del bien a otro. No es necesariamente que lo bueno de hoy será lo bueno mañana. Tan sinceramente como veamos que algo sea lo correcto, entonces es correcto sólo por ahora.
Y ahora llegamos a la cuestión de nuestra actitud hacia aquellos que pertenecen al Movimiento Sufi, sus miembros. Esta actitud necesariamente debería ser más tierna, más gentil y más comprensiva por el hecho de que el destino nos ha unido. Esa es la razón detrás de esto. El destino no nos ha unido sin un propósito. Y nuestra actitud comprensiva entre todos se convertirá en un poder. No debemos buscar pelea, la vida misma es una batalla. Y si permitimos que la contienda crezca, sólo significa que estamos retrocediendo. Entre los mureeds existe esta oportunidad de practicar las buenas maneras, la actitud correcta. Encontrarás que algunos te atraen, otros que no se acercan a tu ideal; habrá quien parecerá tener una carencia, algunos pensarán mucho en su talento, en su evolución. Pero tu pensarás que todos ellos se han juntado para beneficiarse de la evolución del otro. Si eres más evolucionado, estarás agradecido de que puedan compartir tu evolución. Si eres menos evolucionado, compartirás su evolución.
El signo de la persona evolucionada es la modestia, la humildad, la dulzura. Así muestra evolución una persona, no diciendo que se esto o aquello, que he leído veinte mil libros, tampoco discutiendo sobre todos estos asuntos. La simpatía es la clave de todas las cosas. Y si despertamos esa cualidad del corazón dentro de nosotros en la vida cotidiana, nos beneficiaremos tanto que las palabras no pueden explicar. Porque por la simpatía y la buena voluntad participamos de todo lo que vale la pena en este mundo. Desde la mañana hasta la noche estamos obteniendo un beneficio, no sabemos a cuanto ascenderá. Una persona puede calcular el interés que proviene de su dinero en el banco, pero no conoce la ganancia de una actitud comprensiva mostrada a todos los que le rodean desde la mañana hasta la noche. Ninguna riqueza puede compararse con esto. Nadie puede robarla, es tuya; puedes depender de ella. Es una riqueza viviente que es un fenómeno en sí misma.
Por lo tanto, mis mureeds, quisiera enfatizarle una vez más que este no es un movimiento de poderes ocultos o fenómenos psíquicos. Esas son cosas secundarias, y no las estamos buscando. Pero nos hemos unido en la iniciación de la Orden Sufi para que podamos llegar a ese estado algún día, rápida o lentamente, como le puede suceder a una persona, a ese estado donde comenzamos a expresar la personalidad divina, cuya chispa está escondida en nuestros corazones. Si lo hemos logrado, hemos cumplido el propósito de ser seres humanos, ¿qué más quieren? No queremos hacer prodigios; ese no es nuestro deseo o fin. Nuestro deseo es llegar a ser lo que nuestro sentimiento más profundo quiere que seamos algún día. Debemos convertirnos en aquello hacia lo que nuestra alma nos está guiando y anhelando ser algún día. Debemos trabajar hacia el cumplimiento de ese deseo particular.
Sí, ustedes continúen sus prácticas, sus meditaciones y estudios, y úsenlos en su vida diaria, y sepan que la bendición de su Murshid está siempre con ustedes.
Dios les bendiga.
Traducido por Inam Rodrigo Anda