Hazrat Inayat: Espiritualidad, La Afinación del Corazón Pt II
Con esta publicación continuamos un texto más largo iniciado aquí. Como se observó antes, el lenguaje puede parecer casual, pero es cercano al estilo natural de hablar de Hazrat Inayat Khan que muchos estudiantes podrán valorar, y el significado es indudablemente claro.
Y ahora yendo al tema real, la diferencia entre espíritu y materia. En una ocasión un joven italiano que no creía en Dios ni en el alma viajaba conmigo en el barco, y tal vez pensó que yo era un sacerdote. Dijo: “¿usted cree en alguna cosa?” Dije, “Sí”. Dijo, “¿En qué cree usted?; dije: “no puede decirse”. Como era antagónico dijo “No creo en ninguna cosa. Si creo en algo, es en la materia eterna”. Le dije, “mi creencia no es lejana a la suya. Lo que usted llama materia eterna, yo lo llamo espíritu eterno. Lo que usted ha llamado materia, yo lo he llamado espíritu”. Es una discusión de palabras, el entendimiento es el mismo. La diferencia ha surgido de discutir acerca de las palabras. Lo que es espíritu es la materia fina y lo que es materia es el espíritu denso. En otras palabras, hay dos nombres y un asunto, llámese agua, llámese nieve. Cuando está cristalizado es nieve, si no quiere llamarlo agua, llámelo nieve, si quisiera distinguirlo. Se puede llamar con dos nombres. No hay discusión, es un tema de escogencia. Si uno escoge no importa. En la Ciencia Cristiana también se dice que la materia es igualmente espíritu. Si elige llamarlo espíritu, entonces la materia es igualmente espíritu. Si dice ambas cosas, también es correcto.
La verdad está en el entendimiento, no en la expresión. La gente fortalece su pretensión de verdad y la defiende, sin llegar a ninguna parte. Y con mucha frecuencia aquellos que no entienden plenamente el asunto discuten, porque quieren entenderlo. Pero honestamente no quieren conocerlo. Es otra manera, discutir; y así conocen las ideas del otro. Se oponen al otro para ver qué dice la persona. Entonces conocen también las ideas del otro. Es una especie de hurto. Tienen sed de argumentación. Quien no entenderá nunca entenderá, por mucha verdad que exista. Aquel que entiende, se lo dices y entenderá. Es cuestión de evolución. Además, existe una tendencia en todo el mundo a pensar, “El otro debe mirar las cosas como yo lo hago”. Sin embargo, eso es imposible. Sea un amigo, sea una esposa, un marido, un hermano, una hermana, o un compañero, el otro debe entender como yo. Pero quizás están en etapas diferentes de evolución, no pueden entender. Déjalos solos. Para algunos es bueno dormir, para otros es bueno despertar. No es virtuoso despertar a todos. El mayor crimen es despertar a aquellos que deben dormir. Volver a todos espirituales no es la misión correcta. Lo mejor sería ayudar a la persona donde se encuentra, no tratar de llevarla a cierta sintonía. Ella llegará naturalmente, colocar a alguien en la ruta correcta es suficiente. Muy a menudo, las personas que están interesadas en la espiritualidad presionan en eso a los que los rodean. Están equivocadas. Los que están siendo presionados son muchas veces más espirituales. El hombre es un gran misterio, y sabemos muy poco acerca de eso.
Durante mis viajes en India, por nueve años viajé en búsqueda de los iluminados, de los hombres sabios vivientes del Oriente. Y se sorprenderían de saber qué diferente viven las almas iluminadas bajo el atuendo de una persona del común. Tal que nadie puede nunca distinguirlos como diferentes a otros. Muchos de ellos se están comportando de la misma manera que lo hacen todos. Sentados en los mismos lugares, diciendo las mismas cosas que cualquiera diría. No muestran ninguna diferencia en su apariencia externa ni en su discurso o necesidades. Y al mismo tiempo, si pudieras verlos, son tan diferentes a los otros como lo son las diferencias entre la tierra y el cielo.
Les hablare sobre mi propio maestro. Alguna vez conocí a un hombre ilustrado, un doctor en filosofía con muchos grados. Y hablé con él de los temas más profundos de la vida. Terminó tan interesado en mí que me tuvo muy presente. Y pensé cuanto más interesante sería para él si fuera a hablarle sobre mi maestro. Si yo causo tanta impresión en este hombre, cuánto más lo haría mi maestro, como admiraría a mi maestro. Le dije, “Hay un hombre maravilloso en esta ciudad; nadie se le compara en el mundo entero”. “¿De verdad?” dijo, “¿existe gente así? me gustaría mucho verlo. ¿Dónde vive?”. Y le dije en tal y tal parte de la ciudad. Dijo: “Yo vivo ahí también. ¿Dónde es su casa? Conozco a todos allí, ¿Cómo se llama?” entonces se lo dije. Dijo, “durante veinte años he conocido a ese hombre, y tú me estás hablando de él”. Pensé, “en cien años no hubiera sido capaz de conocerlo”. No estaba preparado para conocerlo. Si las personas no son suficientemente evolucionadas no pueden apreciar. No pueden entender a las personas. No pueden entender a las más grandes almas. Se sientan con ellas, hablan con ellas, hay contacto de toda la vida, pero no ven. Otra persona, en un momento, si está lista para entender, saca provecho. Imaginen, había tratado a mi maestro por veinte años y no lo conocía. Yo lo vi una vez y me convertí en su discípulo para siempre. Podríamos preguntarnos, “¿No era este hombre un ilustrado, un intelectual?”. Digo sí, entonces, ¿qué estaba faltando? Él lo vio con el cerebro. Yo vi a mi maestro con mi corazón. Buscamos la espiritualidad con el cerebro, es ahí donde estamos equivocados. La espiritualidad es alcanzada por el corazón.
Continuará…
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Ángel
Gracias. Por esta lección.
Comparto mi experiencia al respecto.
Cuando tengo oportunidad de una conversación de carácter espiritual o de algún otro tópico a cerca de mi trabajo algunos me piden que les hable del mensaje Sufi y por supuesto me refiero a mi experiencia con mi maestro ; les invito a conocerlo y ha sucedido y sigue sucediendo : quienes tienen curiosidad intelectual siguen de largo , los demás lo miramos con el corazón. Es así como entonces la enseñanza se protege y es así también cómo se esparce .