Hazrat Inayat: El arte de la Personalidad
Al término de la charla sobre el despertar del alma, Hazrat Inayat habla de la distinción entre ser un individuo y una persona. Aquí presentamos algo más de sus reflexiones sobre lo que él llama “el arte de la personalidad”. Seguirán más entregas sobre este muy importante tema.
Danzando en la Corte de Indra
Hay una cosa: ser un hombre; y hay otra cosa: ser una persona, a través de completar la individualidad en donde está oculto el propósito del hombre al venir a la tierra. Los ángeles fueron hechos para cantar alabanzas al Señor, los genios (jinns) para imaginar, para soñar, para meditar; pero el hombre esta creado para mostrar humanidad en el carácter. Es esto lo que lo hace una persona. Hay muchas cosas difíciles en la vida, pero la más difícil de todas es aprender, conocer y practicar el arte de la personalidad.
La naturaleza, dice la gente, es creada por Dios y el arte por el hombre; pero en realidad en la realización de la personalidad es Dios quien completa Su divino arte. No es lo que Cristo enseñó lo que hace que sus devotos lo amen; se discute sobre estas cosas en vano; es lo que él en si mismo era. Es eso lo que es amado y admirado por sus devotos. Cuando Jesucristo dijo a los pescadores, “Síganme, y yo los hare pescadores de hombres” ¿Qué quería decir? Quería decir, “les enseñare el arte de la personalidad, que se volverá como una red en el mar de la vida”. Porque todo corazón, cualquiera sea su grado de evolución, será atraído por la belleza del arte de la personalidad.
¿Que busca la humanidad en otra persona? ¿Qué espera alguien de su amigo? Lo quiere rico, de posición elevada, de gran poder, de maravillosas cualidades, de gran influencia; pero más allá y por encima de todo espera de su amigo las cualidades humanas que son el arte de la personalidad, Si nuestro amigo carece de las cualidades que son el arte de la personalidad, todas las cosas de arriba tienen poca utilidad y valor.
Hay una pregunta: ¿Como se aprende esto? Aprendemos esto por nuestro amor al arte, por nuestro amor a la belleza en todos sus variados aspectos. El artista aprende su arte por su admiración a la belleza. Cuando alguien logra una percepción de la belleza, entonces aprende el arte de las artes, que es el arte de la personalidad. Un hombre puede tener mil cualidades, o rango o posición, puede poseer todos los bienes de la tierra, pero si le falta el arte de la personalidad, es de hecho pobre. Es a través de este arte que el hombre muestra esa nobleza que pertenece al reino de Dios.
El arte de la personalidad no es una calificación. Es el propósito para el cual fue creado el hombre, y lo conduce hacia ese propósito en el cumplimiento de lo que es su plena satisfacción. Por este arte, el hombre no solo se satisface a si mismo, sino que agrada a Dios. Esta representación ilusoria en la tierra es producida para el placer de ese Rey del universo al que los hindús han llamado Indra, ante quien Gandharvas cantan y Upsaras danzan. La interpretación de esta historia es que toda alma esta destinada a danzar en la corte de Indra. El arte de la personalidad consiste, en realidad, en aprender a danzar perfectamente en la corte de Indra, Pero aquel que dice “Pero ¿cómo puedo danzar? No sé danzar”, frustra su propósito. Porque ningún alma es creada para quedarse a un lado observando, toda alma es creada para danzar en la corte de Indra. El alma que se rehúsa ciertamente muestra su ignorancia sobre el gran propósito para el cual la totalidad de la obra es producida en el escenario de la tierra.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Ángel