El arte de la personalidad. Parte 10
Continuamos con la extensa serie de breves conferencias de Hazrat Inayat Khan sobre el arte de la personalidad. La publicación anterior de la serie puede encontrarse aquí. En el Segundo párrafo, abajo, Hazrat Inayat menciona los Gandharvas y Upsaras, asistentes y animadores en la corte divina; los Gandharvas son músicos celestiales, mientras que los Upsaras cantan y bailan.
El arte de la personalidad es como el arte musical; necesita entrenamiento del oído y cultura de la voz. Para una persona que conoce la música de la vida, el arte de la personalidad es algo natural; y no es solo antiestético sino también inarmónico cuando un alma muestra ausencia de este arte de la personalidad. Cuando el hombre mira a cada alma como una nota musical y aprende a reconocer cual nota es, bemol o sostenido, alta o baja, y a qué tono pertenece, entonces se vuelve un conocedor de almas, y sabe cómo lidiar con todos.
En sus propias acciones, en su discurso, demuestra el arte; armoniza con el ritmo de la atmósfera, con el tono de la persona con que se reúne, con el tema del momento. Volverse refinado es hacerse musical; es el alma musical quien es artística en su personalidad. Dicha en diferentes tonos, la misma palabra cambia su significado. Una palabra dicha en el momento adecuado y retenida en el momento que no debería expresarse, completan la música de la vida.
Es la permanente inclinación a generar belleza la que nos ayuda a desarrollar el arte en la personalidad. Es gracioso lo fácil que un hombre tiende a aprender el refinamiento exterior, y la lentitud con la que muchas almas desarrollan ese arte internamente. Debe recordarse que la manera externa no tiene sentido si no es provocada por el impulso interior hacia la belleza. La forma en que Dios se complace en el hombre se puede aprender de la historia de Indra, el rey del Paraíso, en cuya corte los Gandharvas cantan y los Upsaras bailan. Cuando se lo interpreta en palabras sencillas, esto significa que Dios es la esencia de la belleza; es Su amor de la belleza lo que le ha hecho expresar su propia belleza en la manifestación, porque Su deseo se cumple en el mundo objetivo.
A veces es entretenido ver cómo los buenos modales molestan a aquel que está orgulloso de sus malos modales. A esta actitud, él la llamará superficial porque su orgullo está herido al ver algo que no ha logrado. Aquel cuya mano no alcanza a la fruta dice cuando falla que las uvas están agrias. Y para algunos es demasiado fino volverse refinado, tal como a muchos no les gusta la buena música, pero están muy satisfechos con la música popular. Y muchos incluso se cansan de las buenas maneras porque les parece extraño a su naturaleza. Así como no es un mérito volverse inarmónico, así mismo no es sabio volverse en contra del refinamiento. Uno solo debe tratar de desarrollar belleza, confiando que la belleza en la profundidad del alma y su expresión en cualquier forma, es el signo del desarrollo del alma.
Traducido por Inam Rodrigo Anda