Acerca de hormigas volviéndose poderosas
Ayer se publicaron dos poemas de la mística india Akka Mahadevi y en respuesta surgió una pregunta muy razonable sobre la metáfora empleada en uno de éstos. El poema empieza con una descripción del estado de perplejidad de la autora; ella siente la presencia de su divino Amado en todas partes, “como la leche en el agua”, y ya no sabe cuál es cuál. Luego trae ante nosotros un asombroso pensamiento de una hormiga que podría crecer hasta alcanzar los poderes de un demonio si pudiera amar y alabar al Señor. Podríamos preguntarnos ¿Qué tiene que ver la hormiga con el amor al Señor? Y ¿cómo podrían los poderes del demonio ser consecuencia del amor?
Por supuesto, un buen poema, incluso traducido, es algo vivo, y la sutileza nunca podrá ser plenamente explicada. Sin embargo, podría ayudar el señalar algunas conexiones. En el primer verso, Mahadevi está hablando de la perdida de fronteras: la leche y el agua no se pueden separar; la autora ya no sabe quién es el esclavo, quién es el maestro, ni tiene ninguna manera de asignar tamaños, porque para decir que algo es grande o pequeño se requiere una comparación, y ella no tiene ningún punto fijo. Lo que hace su condición especial, digamos “sagrada”, es que ella ha perdido sus fronteras a través del amor a Dios, El Señor Blanco como el Jazmín, a Quien ahora encuentra en todas partes.
Hablar de la hormiga es, en cierta forma, hablar del pequeño ser del devoto. En la medida que la comprensión mística empieza a alborear, se ve más y más claramente que insignificantes somos ante la inmanencia de Dios – ¿y que podría ser más insignificante que una hormiga? Sin embargo, una hormiga enamorada de Dios perdería todas las limitaciones, como lo puede atestiguar Mahadevi de su propia experiencia, y entonces su pequeña fuerza podría magnificarse hasta la de un demonio poderoso. Que sea tan peligrosa como un demonio es otro tema; presumiblemente una hormiga devota serviría obedientemente al amor de Dios.
De la misma manera, si pudiéramos perdernos a nosotros mismos en el Señor, como lo ha hecho Mahadevi, podríamos expandirnos más allá de las esquivas hormigas del “yo” y “mío” y descubrir Su infinito poder y belleza en todas partes.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel
Gracias Murshid