Acerca del nacimiento del alma
Una reciente publicación de un texto de Hazrat Inayat Khan acerca del camino del discípulo trajo a colación el tema del desarrollo de la consideración, y en respuesta a algunas preguntas, en esta publicación vimos más de cerca el significado de la consideración. Pero en su texto, Hazrat Inayat Khan dice que el nacimiento de la consideración es el nacimiento del alma, lo que parecería más bien confuso. Si el alma es la chispa de divinidad que nos da vida, y si la divinidad es infinita y eterna, entonces ¿cómo podemos decir que el alma nace cuando nos volvemos considerados? El nacimiento se asocia a la creación; ¿es el alma creada? ¿Puede entonces ser destruida? Y, ¿cuál es nuestra condición antes del desarrollo de la consideración? ¿Somos ‘carentes de alma’ hasta que comenzamos a pensar en los demás?
Hazrat Inayat a menudo describió el alma como un rayo de luz que sale del Sol, como por ejemplo en la esta publicación. El rayo avanza a través de varias dimensiones en el viaje hacia la manifestación, adquiriendo sucesivamente capas más densas, la última y más densa siendo el cuerpo físico. La experiencia del alma es ser consciente de estas capas y, consecuentemente, no ser consciente de su verdadera naturaleza. Alguien piensa, ‘Soy mi cuerpo’. ‘Soy la suma de mis experiencias físicas y de mis sensaciones.’ Esta condición se ha descrito como estar dormido, o incluso como estar enterrado vivo, puesto que la vida del alma está cautiva por la tierra del cuerpo.
Sin embargo, ningún cautiverio puede ser eterno, porque las prisiones están hechas de formas creadas que deben al final ser destruidas. Toda alma está destinada a retornar a la Inteligencia Infinita de la que ha surgido, y algunas iniciarán este regreso a casa mientras todavía caminan sobre la tierra. Este despertar, gradual o repentino, significa un horizonte cada vez más amplio, y el reconocimiento de que el ‘yo’ no puede vivir por separado del ‘tu’ de que tu felicidad y la mía son la misma. Aquí está el nacimiento de la consideración, y el inició de la liberación del alma de su cautiverio.
Por eso, cuando Hazrat Inayat habla del nacimiento del alma, no se refiere a la creación del alma, sino a la alborada del reconocimiento de nuestra propia naturaleza y aquella de quienes nos rodean.
Traducido por Darafshan Daniela Anda