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Podcast Inner Call # 114 No somos nuestros errores
Supongamos que alguien nos ofrece la posibilidad de elegir entre una vida de pureza y la oportunidad de ser más uno mismo. Probablemente la mayoría optaría por ser más ellos mismos, pensando que, según su vida hasta ahora, tienen pocas esperanzas de lograr alguna pureza, y que ser ellos mismos sería mucho más cómodo y satisfactorio.
Sin embargo, desde la comprensión sufi no hay diferencia entre los dos, porque es la vida de pureza la que permite ver al verdadero Ser, mientras que el velo de ese Ser nos mantiene inquietos e incómodos toda la vida. Como explica Hazrat Inayat Khan en el post del Inner Call el 17 de abril de 2021, toda la creación busca un desenvolvimiento, una cierta libertad, y es la falta de pureza lo que ahoga el sistema y obstruye esta apertura.
Si tomamos esta sabiduría con franqueza y deseamos hacerla realidad en nuestras vidas, por supuesto que requiere algo de trabajo. Debemos mirar honestamente nuestra vida, lo que podría necesitar ser cambiado, ya que la pureza es dejar ir lo que no nos pertenece, sacar tanto comportamientos como impresiones inútiles del corazón y la mente. Inevitablemente, esto también significa mirar el sombrío catálogo de nuestros errores. A todo el mundo le gusta hacerlo bien, tener una actuación impecable y ganar una estrella de oro, e incluso los pequeños errores a veces pueden molestarnos, como un guijarro en el zapato, durante mucho tiempo. En cuanto a los grandes errores, pueden ser devastadores, sumergiéndonos en un pantano de desesperación y autoacusación durante años. Vivir en un pantano, sin embargo, no es la idea de pureza de nadie. Como deja claro Hazrat Inayat Khan en la misma publicación, nuestros errores no son nuestra naturaleza; es precisamente porque no forman parte de nuestra naturaleza por lo que se denominan errores.
Necesitamos reconocer nuestros errores para que podamos aprender de ellos, pero el siguiente paso es dejarlos ir, para liberarnos de las impresiones del fracaso, y seguir adelante. Al sintonizarnos con el ideal divino podemos limpiar las impresiones no deseadas. Es la concepción, el reconocimiento y la aceptación del amor, la armonía y la belleza lo que puede aliviar la carga de la memoria y devolvernos la pureza.
Todos cometemos errores en esta vida de ilusión, pero las grandes almas son aquellas que han aprendido las lecciones de sus errores, y también de los errores de los demás, y se elevan por encima de ellos. Esa es la forma de conocer la “luz divina que se esconde en nuestras almas”, y el único camino a la felicidad, que es nuestra verdadera naturaleza.
Traducción Yaqin Anda