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¿Qué es la generosidad? Inner Call Podcast #142
Cuando nos reunimos a compartir nuestras ideas acerca de la “generosidad”, podemos con certeza decir que había dudas atormentando a algunas mentes. Todos pudieron estar de acuerdo en que ser generosos es con seguridad una buena cualidad. Admiramos la generosidad cuando la vemos y la experimentamos, pero cuando se llega a ser generosos nosotros mismos, la pregunta que puede surgir es ¿Qué tan lejos se supone que debemos ir? Generosidad significa dar, ¿verdad? Pero las necesidades del mundo son mucho más grandes que cualquier cosa que poseamos; solo hay que abrir los ojos para encontrarnos mirando un inmenso mar de necesidad, y todos nuestros recursos no son más que un puñado de arena. Podríamos arrojarlo todo dentro y regresar con las manos vacías sin llenar el océano. ¿entonces cuál es el punto? ¿O es que estamos obligados a desprendernos de todo si queremos seguir un camino espiritual?
Es más, puede que en algunas ocasiones queramos ser generosos, pero nos rebelamos si sentimos que estamos siendo explotados. Todos conocemos personas o circunstancias que dada la oportunidad nos exprimen sin decir nunca una palabra de agradecimiento. ¿Es espiritual ser una víctima pasiva de esta manera? Con estos inquietantes pensamientos, por consiguiente, hubo algunos que llegaron bastante temerosos a nuestra conversación alrededor de la “fogata virtual”.
¿Qué nos dice Hazrat Inayat Khan sobre este tema? En una conferencia, en la parte de la “Construcción del Carácter” del volumen III, ofrece una característicamente cálida e inspiradora descripción de la generosidad, diciendo que ésta construye todo un camino hacia Dios. Es cuidadoso, sin embargo, en decirnos, que ser generoso no necesariamente significa estar siempre gastando dinero. Mas bien, es una actitud, una actitud que puede mostrarse en todo lo que pensamos, decimos y hacemos. Aunque esta cualidad es con frecuencia descrita como “caridad”, por ejemplo en la Biblia, en opinión de Hazrat Inayat, generosidad en realidad significa nobleza.
Este es un término que ya no se utiliza mucho, porque pensamos que ahora vivimos en otro sistema; las reglas de la aristocracia en su mayor parte desaparecidas atribuyen nobleza de acuerdo con nuestro nacimiento – ser hijo de una familia real establece nuestro lugar en el planeta, pero la nobleza también implica un cierto deber a preservar la dignidad de nuestra posición. Podemos pensar en la expresión “nobleza obliga” significando que con el rango vienen las responsabilidades.
La nobleza del sufi, sin embargo, llega mucho más alto que nuestros padres y abuelos biológicos, o incluso nuestros abuelos por muchas generaciones, porque quien haya hecho contacto con la realidad sabe que todos, cada uno de los seres del planeta, son hijos del mimo Padre Divino. Raza, riqueza, país, o posición social no hacen diferencia, pues es la misma Luz Divina y Vida la que nos anima a todos. Cuando nos volvemos verdaderamente conscientes de ello, esto despierta una nobleza innata, y entonces la generosidad de la que habla Hazrat Inayat Khan puede mostrarse en sólo una palabra, una mirada, una sonrisa o incluso en un silencio compasivo.
Un maravilloso ejemplo de esta generosidad puede verse en la anécdota de Hazrat Inayat saludando al trabajador excavando en la calle, como fue contada por el Murshid Hidayat, fue publicada en el Inner Call del 6 de agosto de 2016, con el título de “The Hand of the Workman” (La Mano del Trabajador). En aquel lluvioso día de hace mucho tiempo en Suresnes, el Pir-o-Murshid no hizo otra cosa que levantar su sombrero y ofrecer cortésmente su mano al enlodado hombre, pero como Hidayat descubrió décadas después, el saludo y la gentil mirada dieron a ese trabajador algo que le duró toda su vida.
Solo podemos dar lo que tenemos, pero cuando somos conscientes de nuestra herencia divina, entonces el infinito descansa en nuestros corazones, y esta es una casa del tesoro que nunca puede ser vaciada. Sin embargo, para permitir que esa riqueza encuentre su lugar dentro, tenemos que empezar abriendo las puertas y aprendiendo a dar lo que podamos. Como dice en las Chalas del Gayan, “La ausencia de generosidad significa que las puertas del corazón están cerradas; que nada de adentro puede salir y nada de afuera puede entrar.” Cuando damos, por pequeño que pueda ser el regalo, eso ayuda a construir el camino hacia la Divinidad.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel