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¿Porque Shiva tiene garganta azul? Inner Call podcast #143
Hacia el Uno, dice nuestra Invocación, y luego de describir nuestra meta, el Único Ser, afirma que viajamos allí en compañía de todas las almas iluminadas, que colectivamente forman el Espíritu de Guía. El guía nos habla de innumerables maneras, a veces en la sonrisa de un amigo, a veces en un aviso de alerta, a veces en el murmullo y alboroto de la naturaleza y a veces en las historias sagradas que nos han sido transmitidas hace mucho tiempo.
Una de tales historias es de la tradición hindú, sobre los Devas y los Asuras emprendiendo el proyecto cósmico de batir el océano de leche. Es uno de los episodios mejor conocidos de toda la mitología hindú. Los Devas y los Asuras, los clanes de dioses y semi dioses, habían estado luchando por el control del universo. Para llegar a alguna solución armónica, se propuso que colaboraran en una tarea que era demasiado grande para ser realizada por cualquiera de las partes por separado – batir el océano de leche para producir amrita, el divino néctar que confiere la inmortalidad. (Los padres, por cierto, pueden reconocer esta técnica, de poner fin a una disputa familiar dando a los niños algo para que trabajen juntos). Se escogió una enorme montaña como barra batidora, y el gran rey de las serpientes se ofreció como soga para lograr volcar la montaña dentro del océano. Pronto las hordas de Asuras de un lado y de Devas en el otro se encontraron tirando la serpiente hacia adelante y hacia atrás, rotando la montaña y generando el inmenso océano de espuma de leche.
Además de la amrita, el batido producía una extraordinaria colección de otros tesoros, incluyendo muchos apsaras o ninfas divinas, un caballo de siete cabezas y otras criaturas maravillosas, y a Lakshmi, la diosa de la riqueza y fortuna, pero también surgió una escoria venenosa, tan toxica que ponía en peligro al mundo entero. Por supuesto, nadie quería tocar el veneno – solo Shiva tuvo la valentía de cucharearlo y beberlo. Sin embargo, la consorte de Shiva, Parvati, vio que el veneno le hacía daño y antes de que pudiera tragarlo, le apretó la garganta para que no pudiera penetrar en su cuerpo. Por lo tanto, de acuerdo con la leyenda, la garganta de Shiva se tornó azul por el efecto del veneno. Esto lo inmunizó de tales impurezas, y el mundo se salvó de la terrible amenaza.
Una forma de ver esta antigua historia es como una profunda enseñanza sobre cómo manejar el conflicto. Nos muestra, por ejemplo, que cuando fuerzas opuestas como los Devas y los Asuras logran trabajar juntas pueden dar a luz ninfas divinas, una vaca que concede deseos, joyas preciosas, diosas y el elixir de la inmortalidad, tesoros que de otra manera no serían logrados. Esto no es solo acerca de grupos con diferentes identidades sino también acerca de las polaridades de energía activa y receptiva, y también de diferentes aspectos de nuestro propio ser. Cuando somos un todo, cuando podemos aceptar y declarar todo lo que somos, cualquier tarea puede ser realizada.
La historia también nos da una alerta de que, aunque el esfuerzo, o el batir produce la crema, también revela impurezas, y cuando estas se concentran plantean un peligro.
La bebida del veneno por parte de Shiva es una repetición de la lección de trabajar con diferentes energías e ilustra las enseñanza de Jesús de, “no resistir el mal.” Tomar el veneno dentro de sí es una forma de decir “lo contengo todo” y todo está más allá del efecto de cualquier limitación. En las Boulas del Vadan, Hazrat Inayat Khan lo pone de esta manera: “No luches contra el mal ni lo acojas, simplemente elévate por encima de él”.
Pero la mano de Parvati en la garganta de su consorte es importante aquí, porque simboliza el trabajo del amor. Fue el amor el que evitó que el veneno alcanzara el corazón de Shiva. Podemos aprender de esto que no son las armas y la armadura las que pueden protegernos del mal; solo el amor, el amor ilimitado puede ser nuestra salvación.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel