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El punto de vista de las estrellas Audio #149
Estábamos hablando de “consideración”, una conversación iniciada por la frase del Gayan: En verdad el hombre que considera los sentimientos humanos es espiritual.
Como alguien del grupo señaló, la raíz de la palabra considerar parece provenir del latín, “estar con las estrellas”. Esto sugeriría mirar la situación en conjunto buscando el antecedente cósmico que explica – o tal vez que guía – aquello que está frente a nosotros. Un sufi podría decir, significa mirar la causa detrás de la causa. En el uso moderno, considerar puede significar estudiar o examinar algo con cuidado, como por ejemplo si decimos “estoy considerando que causa apoyar.” Pero mostrar consideración hacia las personas significa tener cuidado en no hacerles daño o herirlas, generalmente en el sentido de los sentimientos. Un buen ejemplo de esta clase de consideración puede encontrarse en la anécdota de Hazrat Inayat Khan, a quien alguna vez una compañera de mesa le preguntó si era espiritual ayunar. Como la señora que hizo la pregunta era más bien sustancial en la forma, Hazrat Inayat respondió muy discretamente, “es tan espiritual realizar ayuno como disfrutar de una buena comida.” Esta respuesta la complació muchísimo.
Nuestros sentimientos, especialmente los más finos, sirven de camino hacia el infinito del espíritu, pues ellos definen y protegen lo sagrado. No es un nombre o un concepto mental sino nuestros sentimientos los que elevan a un lugar, a un profeta, a un libro o a un árbol al estatus de objeto de adoración. Por lo tanto, prestar atención a los sentimientos, tanto a los nuestros como a los de los demás, es elevarnos nosotros mismos a otro plano. El respeto por la fe de otro, piedra angular del Culto Universal, debe incluir el reconocimiento de los sentimientos de los otros.
Sin embargo, considerar los sentimientos de los demás no asegura automáticamente la armonía del corazón, porque los seres humanos somos muy variados y la mayoría de nosotros no somos particularmente santos. En otras palabras, cuando observamos el mundo a nuestro alrededor, los sentimientos que encontramos pueden ser densos, egoístas y hasta agresivos. ¿Qué hacer en ese caso? ¿Cómo mantenemos nuestra actitud “espiritual”?
Si regresamos a las estrellas y reflexionamos sobre la causa detrás de la causa, el problema se vuelve más sencillo. Jesús dijo, “No saben lo que hacen” y podría haber añadido “ni porqué lo hacen.” Si alguien nos lanza una palabra fuerte, es un síntoma de su condición, y el verdadero discípulo de la vida se empeñará en entender qué es eso que aqueja a esa persona. Con seguridad, ellos mismos sienten dolor, quizás un sentido de impotencia, de insatisfacción consigo mismos, o una necesidad de afecto y atención, y muy a menudo, no conocen la raíz de su actuación. A través de entender podemos ser capaces de ayudar en una pequeña medida.
Mas aún, ver la causa detrás de la causa nos permite desarrollar indiferencia ante los golpes que la vida inevitablemente nos arroja. La persona que se ha rendido ante el infinito está al mismo tiempo en todas partes y en ninguna parte. Si una palabra es lanzada como una roca a una de tales personas, no tiene donde aterrizar, y simplemente pasa sin causar ningún daño.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel