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Inner Call Podcast #109 ¿Qué hacer con la Fuerza de Voluntad?
En respuesta a una pregunta sobre el libre albedrio, Hazrat Inayat Khan dice que, aunque el universo sucede automáticamente y nacemos indefensos, aun así, todo bebé quiere ser capaz de hacer lo que le place – y esta es la prueba del libre albedrio, aunque ese poder pueda estar sin desarrollar.
Pero en la medida que crecemos en fortaleza, y llega la posibilidad real de tomar decisiones en nuestra vida, también surge la pregunta, especialmente para aquellos en el camino espiritual: ¿Qué debemos hacer y qué no debemos hacer? El intento por definir lo que es permitido es tan viejo como la raza humana, y a través de las eras las grandes almas han dado diversas instrucciones a su gente. La ley que Moisés bajó de la montaña es precisamente un ejemplo de un esfuerzo para mostrarnos de qué manera debemos dirigir nuestro indomable, expandiendo la fuerza de voluntad, y de qué maneras debemos contenerlo.
Aun así, aunque decimos, “mi voluntad”, en verdad la voluntad es un don Divino. Podemos estar muy orgullosos de nuestra independencia, pero no hicimos el libre albedrio, así como no hicimos nuestro cuerpo o nuestra mente; nuestra voluntad es solamente una expresión de una Voluntad más grande. Como dice en los Ragas del Gayan: Tu voluntad está detrás de cada uno de mis impulsos.
Al reconocer esto, entonces surge otra pregunta: si el origen de todo impulso es divino, ¿por qué tenemos que luchar para controlar algunos de éstos? Es porque el poder divino, como un manantial artesiano surgiendo del interior toma todo camino disponible, pero no todos los caminos conducen a buenos resultados. Puede haber una recompensa, pero siempre habrá también un costo, y con frecuencia el costo es mayor que la recompensa. En las Chalas del Vadan encontramos este proverbio: Cuando no te preocupas por las consecuencias, solo entonces puedes expresar libremente tu impulso.
En otras palabras, debemos sopesar cuidadosamente cada acto, aun parezca que el impulso viene directamente desde el cielo. Hay una historia en relación con esto, sobre un sufi que había pronunciado oraciones y realizado vigilas por muchos años, y una noche, cuando iba para su lugar de oración, un espléndido ángel repentinamente se le apareció. “Oh, hombre” dijo el ángel, “He sido envido de lo más alto para decirte que Dios está satisfecho con tu servicio. Ya no necesitas más orar ni realizar vigilias. Esta noche debes dormir”.
“Apártate, diablo”, dijo el hombre de fe, “antes que te golpee con las cuentas de mis oraciones. Te interpones entre mi Creador y yo. ¿Puede ser dormir más importante que eso?”
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel