Avraham Ibn Ezra: Inclino mi cara
Avraham Ibn Ezra (c. 1093 – c. 1167 EC) fue uno de los grandes poetas hebreos de Andalucía pero las olas de invasión de Africa del Norte lo desplazaron, y desde sus 40´s comenzó a deambular. Se sostuvo escribiendo para comunidades judías en Italia, el Norte de Africa, Provenza y otros lugares, escribiendo no sólo poemas, sino también alrededor de cien volúmenes de matemáticas, astronomía, filosofía y filología. También tradujo una gran cantidad de trabajos científicos en medicina, física y ciencias naturales del árabe al hebreo. En su sentido, el poema que sigue presenta una similitud impactante con la Conversación Intima de Abdullah Ansari recientemente publicada aquí.
Inclino mi cara
Inclino mi cara hasta el suelo
porque no hay un lugar más abajo –
caigo ante el Rey de lo alto –
sublime, más allá de todo esplendor.
¿Cómo podría yo venir ante El
si no es por el espíritu de Su mano?
Él lo puso a vivir en la recámara del corazón –
y nada hay más fino en el hombre.
Su grandeza no tiene principio ni fin;
¿Cómo podrían mis palabras exaltarlo,
más lejano de mí que las alturas del cielo
y más cercano que mi propia piel?
Señor, vengo aquí ante ti –
sólo tú puedes salvarme.
Formaste las huestes del cielo y la tierra
Tal como a mí me formaste.
¿Qué consuelo podría buscar de ellas?
Toda su ayuda es vana;
y un sirviente no tiene refugio aparte
del señor por quien es retenido.
¿Qué más podría aprender cuando ahora sé
que por amor me formaste?
¿Cómo podría contar tus misericordias
si mis errores llenarían los mares?
¿Cómo podría elevar mis ojos hacia ti,
si ellos, también, han pecado?
Y si mis labios pretendieran hablar,
¿Qué de sus maldades?
El orgullo de mi corazón le ha hecho a mi alma
el daño que ningún enemigo pudo hacer –
una y otra vez, me he revelado,
y por eso tiemblo de miedo.
No pretendí enojarte;
mi deseo me guiaba;
el mal que he hecho me ha dañado sólo a mí –
sólo de ti puede venir la clemencia.
Tú, que me has enseñado todo lo que sé,
muéstrame el camino de la compasión.
He pronunciado en alto la carga en mi corazón –
ahora escúchala, Señor, en el cielo.
Traducido por Baasit Patricio Carrillo