Exercise: Who do you please? (Spanish version)

Ejercicio: ¿A quién complaces?

El retiro que acaba de terminar en la Dargah de Hazrat Inayat Khan trató sobre el tema, “Acerca del agrado y desagrado de Dios”. Antes de venir a la India, se les pidió a los participantes que se prepararan con un ejercicio, parte del cual es presentado a continuación. Después de afinarse con las oraciones y prácticas personales, se les pidió que leyeran el pasaje del vol. IX, The Unity of Religious Ideals [El Ideal de la Unidad de las Religiones], y luego que comenzaran a observarse de acuerdo a las instrucciones que siguen. Los lectores pueden estar interesados en observar lo que pueden descubrir con un auto-examen similar.

La Voluntad, Humana y Divina

La pregunta de la voluntad humana o divina, puede observarse desde dos puntos de vista, desde el punto de vista de la sabiduría, y desde el de la Verdad última. Si las palabras pueden explicar algo es desde el primer punto de vista, el segundo punto de vista no permite que se diga una palabra sobre el tema, porque en la Verdad absoluta, no existen dos, no hay tal cosa como dos, sólo hay Uno. Desde el punto de vista de la sabiduría, uno observa a otro más débil, a otro más fuerte, y uno tiene que ceder a la fuerza del otro. Esto lo vemos en todos los aspectos de la creación. Al pez pequeño se lo come el grande, pero el pez pequeño vive de peces más pequeños. Entonces, no hay nadie tan fuerte en este mundo que no tenga otro todavía más fuerte, y no hay nadie en este mundo tan débil que no tenga otro que no sea todavía más débil.

La otra cosa que se puede pensar acerca de esto es las condiciones y situaciones opuestas que se levantan como un muro de piedra frente a una mente dispuesta y a una persona esforzada, de manera que, con cada deseo de hacer algo y lograrlo, no encuentra su camino. Es esta experiencia la que ha hecho al hombre decir, “el hombre propone, Dios dispone”. Los filósofos hindúes han llamado a estos dos poderes, uno de las cuales es la intención y el otro el poder de la destrucción, por los nombre de Brahma, el Creador, y Shiva, el Destructor. Lo más maravilloso de esta creación y destrucción es que lo que Brahma crea en unos mil años, Shiva lo destruye en un momento. Dado que Dios es omnipotente, el sabio ve la Mano de Dios en el poder más grande, manifestado sea a través de un individuo o mediante una determinada condición o situación, y en lugar de luchar demasiado en contra de la dificultades de la vida, y en lugar de lamentarse por las pérdidas que no pueden ser recuperadas, se resignan a la Voluntad de Dios.

En breve, todo plan que una persona realiza, y su deseo de lograr este plan, es con frecuencia un resultado de su voluntad personal; y cuando su voluntad es ayudada por cualquier otra voluntad con la que entra en contacto dentro del sendero para conseguir un objeto específico, entonces es ayudado por Dios. Como toda voluntad va en la dirección de su propia voluntad, y entonces su voluntad se fortalece, a menudo una persona consigue algo que tal vez unas mil personas no han podido ser capaces de conseguir. Luego, hay otra persona que tiene un pensamiento, un deseo, y encuentra oposición desde todo lado; todo parece ir mal; y todavía tiene la urgencia interior que lo impulsa a ir por el camino del logro. Ahí también está la Mano de Dios en su espalda, empujándole hacia adelante en su camino, aunque pareciera que hay oposiciones en el comienzo de su lucha – pero bien está lo que bien termina.

Las almas santas, que consideran como su religión buscar la satisfacción de Dios y resignarse a Su Voluntad, son realmente bendecidas, porque su forma de ser gusta a todos, porque están conscientes de no herir los sentimientos de nadie, y si por algún error llegan a herir los sentimientos de alguien, sienten que han herido a Dios, Cuyo agrado deben buscar constantemente, porque la felicidad de sus vidas es únicamente procurar el agrado de Dios. Ellas miran a cada persona y cada situación y condición, y sus corazones llegan a ser tan entrenados observando siempre la vida con agudeza, como un amante de la música cuyos oídos llegan a entrenarse con el tiempo, que distingue entre la nota correcta y la falsa. Luego ellas empiezan a ver cada deseo que brota de su corazón, si está en concordancia con la Voluntad de Dios. A veces lo saben en el momento en que el deseo aparece; a veces lo saben cuando han recorrido la mitad del camino de su búsqueda, y a veces lo saben al final de su contienda. Pero aun entonces, al final de esto, su disposición a resignarse a la Voluntad de Dios se convierte en su consuelo, incluso frente a la decepción. El secreto de la búsqueda de la Voluntad de Dios está en cultivar la facultad de percepción de armonía, porque armonía es belleza, y belleza es armonía. El amante de la belleza en su posterior progreso se convierte en buscador de armonía, y tratando siempre de mantener la armonía el hombre afinará su corazón a la Voluntad de Dios.

Parte 2:
Durante la semana que viene, mantén un diario contigo, y trata de hacer un hábito de anotar, tan frecuentemente como las circunstancias lo permitan, lo siguiente:
. ¿Dónde estás?
. ¿Qué estás haciendo?
. ¿Para qué lo estás haciendo?
. ¿A quién agrada tu actividad? ¿De qué manera?
Este ejercicio requiere algo de disciplina, y por supuesto, honestidad contigo mismo, pero estas anotaciones son sólo para ti. Puede ser de utilidad que programes una alarma repetitiva en tu teléfono, para que no te olvides de hacer tus observaciones.

 

 

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