Vislumbres : El hermano menor de Inayat
El siguiente recuerdo de Musharaff Moulamia Khan (1895 – 1967) fue contada por su hermano mayor Hazrat Inayat Khan. Los dos estaban en Calcuta en 1910 cuando llegó la noticia de que Inayat había sido invitado a Occidente. Se marchó enseguida, dejando a Musharaff ahí, pero después le llamó para que vaya a Estados Unidos. Musharaff tendría unos 16 años cuando hizo ese largo viaje.
Musharaff Khan se unió a nosotros después de un año de quedarse en Calcuta, y para él venir a América era una gran revelación. Un joven de India todo tímido e inocente y con un sentimiento de amor y respeto, se encontró en una esfera totalmente diferente, en donde se dio cuenta por primera vez de que todo lo que hacía estaba mal.*
Desde entonces viajó con nosotros y compartió todo el dolor y el placer que habíamos pasado, guerra y paz, considerándome como su hermano, padre y maestro. También, influenciado por su primo Ali Khan y por Maheboob Khan, adoptó los métodos occidentales de producción de la voz y desarrolló una hermosa voz de tenor. Parecía que había nacido para ello y nada habría sido mejor para él que ser un cantante.
Siempre ha sido de temperamento inclinado a la religión y devocionalmente simple y sociable, presto a hacer sacrificios y muy simpático. Después de muchos años en occidente, igual pertenecía a Oriente, en su manera de ver las cosas y sobre todo en su forma de vivir en la eternidad.**
Ha sido una ayuda para mi en todas las direcciones de mi actividad en el mundo occidental, teniendo el mismo ideal que he traído al mundo como su creencia.
*Una anécdota familiar cuenta que el joven Musharaff, todavía inocente de los modos de occidente, tras escuchar de una dama de occidente la ayuda que quería ofrecer a los hermanos, exclamó algo que sería un gran elogio en India: “Señora, ¡es usted una vaca!”
** Otra anécdota familiar dice que cuando Sharda Begum entró en labor de parto con su tercer hijo, Hidayat, le pidieron a Musharaff que vaya al doctor. Al vivir en la ‘eternidad’, sin embargo, le tomó un buen rato estar listo, y al final fue Inayat quien tuvo que salir corriendo.
Traducción Darafshan Daniela Anda
Que simpática anécdota: “Señora, ¡es usted una vaca!”
Me recordó, otra anécdota de un querido sufi colombiano, que acompaño a Amin a Holanda y dijo con mucho orgullo, que iba a hacer “surf” y casi no le dejan entrar.
Ahora, me emociona leer la alegría que irradia Hazrat Inayat Khan, en cada escrito, en cada enseñanza…como decía Pir Hidayat, “sonriendo por dentro”
Gracias Murshid, por compartirnos tanto,
Walia