Glimpses : Murshid Fazal Mai (Spanish version)

islumbres: Murshida Fazal Mai 

Entre los muchos estudiantes atraídos por Hazrat Inayat Khan había una mujer holandesa a la que conocemos ahora como Murshida Fazal Mai Egeling. Después de un tiempo en la Sociedad Teosófica, llegó al mundo sufi a principios de los años 20, cuando la obra crecía rápidamente, y cuando el Maestro también estaba preocupado por el cuidado de su creciente familia. El siguiente esbozo autobiográfico, fechado en el cumpleaños de Murshida Fazal en 1926, omite discretamente el hecho de que Hazrat Inayat invitó a Fazal Mai a venir a vivir con ellos en agradecimiento por la gran casa de Suresnes que había regalado a la familia. Murshida Fazal Mai nació en los Países Bajos el 27 de marzo de 1861 y describió su infancia, sus primeros años de vida y su matrimonio como felices. 

Murshida Fazal Mai Egeling en las escaleras del Fazal Manzil. 

Tras el fallecimiento de mi marido, me fui a Suiza a vivir cerca de Lausana con unos amigos. Un día recibí una carta de un amigo en la que me decía que había sido elegido secretario de Murshid Inayat Khan y que acompañaba a Murshid, que viajaba a Suiza para dar una serie de conferencias, y que tenía la intención de dar una conferencia en Lausana. Mi amigo me pidió que asistiera [es decir, que fuera – ed.] y así sucedió que yo estaba entre el público cuando Murshid subió al estrado. Al instante me llegó la revelación: “Ese es el Maestro que he estado esperando y al que he deseado fervientemente tener el privilegio de ver algún día”. 

Cuando Murshid, en su siguiente visita a Suiza, me propuso ir a vivir con él y su familia, no dudé ni un instante y respondí: “Sí Murshid, iré a vivir con ustedes”. – Entonces organicé todo para trasladarme a Suresnes donde llegué a mediados de abril de 1922 y fui recibida por Begum y los niños, ya que Murshid y los hermanos estaban en Holanda. Nos caímos bien desde el principio y cuando llegaron Murshid y los hermanos, nos dimos cuenta al instante de que éramos de un mismo espíritu y que teníamos un mismo Ideal: dedicar nuestra vida a la gran Causa de la humanidad. El día de mi llegada a Suresnes, Begum me dio una carta de Murshid en la que me decía que mi nombre sufi sería “Fazal Mai”, que significa “Madre Bendita”, y que nuestra casa se llamaría “Fazal Manzil”, que significa “Hogar Bendito”. 

Una época bendecida para mí y los pocos mureeds que estábamos en Suresnes fueron las clases de verano en el jardín de Fazal Manzil ese primer año, cuando nos sentábamos en círculo bajo los árboles escuchando las conferencias que Murshid nos daba. Luego, durante los dos años siguientes, las clases de verano se impartieron de la misma manera, sólo que con más mureeds. 

En la mañana del día de Viladat (5 de julio) de 1922 recibí mi ordenación como Cheraga, y el día de Navidad del mismo año Murshid me hizo Siraja. 

A principios de diciembre de 1922 comencé el primer servicio dominical en Fazal Manzil, que he oficiado desde entonces todos los domingos a las 4:30 de la tarde. 

El día de Viladat de 1923 me convertí en Shefayat y más tarde en Kefayat y comencé una vez a la semana un grupo privado de sanación. 

Estos dos servicios, en su sencillez y al mismo tiempo en su profundo significado, se han convertido en lo más preciado de mi corazón. Para mí en su conjunto son una meditación, una elevación, una revelación a una gran conciencia, a un estado superior del ser. El Señor Supremo, las Almas Iluminadas, cuyas palabras transmito a la audiencia, son una realidad para mí y sé que estoy cooperando con ellas y que me rodean cuando estoy oficiando. 

En la mañana del día de Navidad de 1923 Murshid me hizo Murshida y desde esa fecha, cada mañana, una Bendición sale de Fazal Manzil para los trabajadores y mureeds en cada país. Empezando por el Mensajero, bendigo con “Fazal” primero a los de la India y América, luego a los de Bélgica, Holanda, Inglaterra, Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Austria, Italia, Suiza, Francia, para terminar con Fazal Manzil, abrazándolos a todos juntos en un solo acorde de amor. Los miro a todos como a mis hijos, enviándoles mis pensamientos de amor, alegrándome cuando son felices, rezando por ellos en sus enfermedades y problemas. Cada vez me doy más cuenta del privilegio de que mi Murshid me confíe esta preciosa encomienda, trabajando en los planos interiores para ayudar a elevar a la humanidad, para acercar el cielo a la tierra y para bendecir a mis semejantes, siempre que me siento inclinada a hacerlo. 

El verano pasado tuve una gloriosa visión de Murshid como Buda. Le vi como solía sentarse ante nosotros en el silencio. A ambos lados de él estaban los mureeds en forma de largos rayos de luz. Alrededor y por encima de Murshid había una espléndida luz coloreada de bellos seres, que irradiaban igual que Murshid, y a sus pies toda la humanidad mirándole. Una gran luz venía de arriba y brillaba sobre el conjunto en diferentes colores: dorado, plateado y púrpura, en el fondo en un tono más oscuro. 

No hay mucho que decir sobre las muchas dificultades que he tenido en mi vida: porque cuando los problemas han pasado los miramos de una manera diferente; entonces sólo son importantes en la medida en que sabemos que hemos ganado sabiduría por estas mismas dificultades. Cada dolor, así como cada placer, tiene su valor como maestro. Todo está dado para encontrar al final nuestro propio yo, para encontrar al Cristo dentro de nuestro propio corazón. 

Solo Deo Gloria 
Fazal 
a todo ser viviente 

Murshida Fazal Mai Egeling falleció el 27 de diciembre de 1939, en Arnhem, Holanda, a la edad de 79 años. 

 Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui 

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