Vislumbres : La Majestuosa Personalidad de Murshid
He aquí otra anécdota de Pir-o-Murshid Hazrat Inayat Khan de la colección «Érase una vez» de Murshid Hidayat Inayat Khan.
Murshid era como un Padre para algunos de sus discípulos. Para otros, era “el Murshid”, el guía espiritual. Pero todos respondían, consciente o inconscientemente, al “Aliento del Mensaje”, simbolizado por el sublime resplandor de Murshid. Se acercaba con una sonrisa. Sus palabras transmitían felicidad. Su mirada penetrante era como una antorcha en la oscuridad. Su presencia amorosa era siempre edificante.
Murshid solía decir: “No quiero ver nunca a mis murids con la cara larga”. De hecho, era imposible que alguien tuviera la cara larga en presencia de Murshid durante más de unos instantes. Murshid siempre convertía en comedia una tragedia imaginaria, pero también veía el lado trágico de una aparente comedia.
La personalidad amorosa de Murshid podría ilustrarse mejor como un ejemplo vivo de tremenda intensidad en todos los aspectos de la expresión humana, de nobleza y majestad.
Murshid solía dar paseos cortos alrededor de la manzana, vestido de forma muy característica con una larga capa negra y un topi real en la cabeza. También llevaba un bastón con un precioso mango de plata, y sus zapatos negros estaban siempre impecablemente lustrados. El «topi» de Murshid fue confeccionado especialmente por nuestra madre, según el diseño que nuestro padre había hecho él mismo. Era un modelo cruzado entre el muy noble sombrero persa y el auténtico y antiguo sombrero aristocrático ruso, que tanto había impresionado a nuestro padre durante su visita a Moscú, donde nació nuestra hermana Noorunissa, antes de la guerra de 1914.
El shervani de Murshid, o traje indio, también fue confeccionado especialmente por nuestra madre. También era un modelo cruzado entre las tradiciones india y rusa, que Murshid había diseñado él mismo. Era negro, como el topi, y estaba abotonado hasta abajo en el lado derecho, con cuello alto y una cuerda trenzada alrededor de la cintura, que terminaba con borlas en ambos extremos.
El aspecto majestuoso de Murshid impresionaba tanto a la gente de Suresnes que solían pararse en las calles y saludarle, pensando que era un rey. Cuando Murshid entraba en el tranvía, todo el mundo se levantaba, ofreciéndole respetuosamente su asiento. Allá donde iba, la gente llamaba a Murshid “Le Roí” [TR: Le Roí del francés traducido al español quiere decir El Rey].
Traducido por Darafshan Daniela Anda