Vislumbres: Mi primer violín
Recientemente hemos publicado varias conferencias de Hazrat Inayat Khan sobre la música, aquí y aquí, y a continuación se muestra un breve recuerdo escrito por su hijo menor, Murshid Hidayat Inayat-Khan, sobre el comienzo de su formación musical, cuando tenía alrededor de la edad de siete u ocho. Murshid Hidayat pasó a estudiar en la École Normale de Musique de París, bajo la tutela de Nadia Boulanger, actuó como violinista profesional y vio varias de sus composiciones musicales interpretadas por orquestas de todo el mundo.
Los niños nunca habíamos escuchado instrumentos occidentales, porque en aquellos días no había radios en las casas, e incluso los gramófonos eran artículos excepcionalmente raros. Pero nuestro padre sí nos instruyó en la ciencia de la música india, y también nos hizo cantar las diversas ragas, junto con el batir de las talas, mientras nos acompañaba en el piano. Nuestro padre también nos enseñó las escalas occidentales, además de los principios básicos de la música en general.
Un día, al regresar del primer concierto de música occidental que había escuchado, volví corriendo a casa y le rogué a mi padre que me dejara tener un violín, para que pudiera aprender a tocar el concierto de Beethoven tan bien como lo hizo Mischa Elman en la Salle Pleyel de París, donde acababa de estar, junto con nuestro tío Taya.
Después de días y días de práctica, finalmente decidí tocar algunas notas en el violín para mi padre, convencido como estaba, de que él no podía competir conmigo. Pero, de repente, mi padre tomó mi violín y empezó a tocarlo tan bellamente que me quedé absolutamente fascinado con la más profunda admiración y, por supuesto, todos mis silenciosos sentimientos de orgullo por mis propios logros con el violín se borraron en un momento, dejando solo lugar para una firme determinación de intentar llegar algún día a las expectativas de mi padre.
En esa misma ocasión, mi padre también me regaló un ‘Wazifa’, que escribió especialmente en las líneas de papel musical, simbolizando un vínculo mágico de música y misticismo en una y la misma meditación.
Traducido por Yaqín, Rodrigo Esteban Anda