El ruiseñor y la flor
Al amanecer,
el ruiseñor le reclamó a la flor:
No me tientes ni me atormentes,
abundan flores muy hermosas
que se abren en este jardín de la vida.
La flor, sonriendo, en un susurro le contestó:
¡Cierto! Pero ningún amante
es tan duro con el Amado como lo eres tú.
Si anhelas esa copa de joyas,
el Vino Añejo de la Vendimia,
si deseas la fragancia del amor,
entonces, cual perlas de tus ojos,
muchas lágrimas has de derramar.
Para respirar el aroma del amor
besar primero debemos
de la Antigua Bodega su tierra.
Al jardín del cielo
la brisa de la mañana llegó,
del Jacinto acarició su enredada cabellera,
reclamé al trono del vidente:
¿A dónde fue tu visión eterna?
¡Qué lástima!
Descansa y duerme la conciencia de las riquezas.
La historia de amor con palabras no se cuenta,
así, una copa de Vino
el escanciador ofrece,
para que termine el parloteo.
Las lágrimas de Hafiz
se tornan en océano para ahogar paciencia y sabiduría.
¿Qué puedo yo decir?
El dolor del amor no encuentra ni descanso ni sueño.
Khajeh Shemsuddin Mohammed Hafiz de Shiraz
Traducción al inglés: Dr. Nahid Angha
Traducción al español: Juan Amin Betancur