Hazrat Inayat: Aspectos del Sufismo pt III
Continuando con su explicación de varios principios fundamentales del Sufismo, Hazrat Inayat Khan comienza ahora a desarrollar el tema de Nur (luz) Zahur (apariencia) o la manifestación del Ser Divino, aclarando lo que se entiende por “el Espíritu de Guía”. La publicación anterior de la serie está aquí.
Nur-Zahur
Desde el punto de vista de un sufí, este universo no es más que una manifestación del Ser divino, y esta manifestación divina en términos sufíes se denomina Nur-Zahur. El Dios supremo, a partir de Su existencia como el único y solo Ser, ha viajado, por así decirlo, tan lejos como ha podido hacia la superficie. Mediante Su actividad y Su voluntad detrás de ella, se ha manifestado en la superficie; desde los cielos ha descendido sobre la tierra. Desde el estado más inconsciente de la existencia, ciego, inconsciente de Su ser, como es la roca, Él ha despertado gradualmente a la conciencia de lo que le rodea en la superficie. También en el Corán se encuentra la idea de que el mundo fue creado de la oscuridad. El progreso gradual del viaje lleva al Ser Interior a la condición de planta, flor y fruto, luego al estado de gusano, germen y animal, hasta que se manifiesta como hombre, Ashraf al-Makhluqat, el gobernante de este universo y el controlador de los cielos. En el hombre alcanza la meta final de Su destino, cuando se realiza como ser completo, lo que no había hecho hasta entonces. Dios ha hecho al hombre a Su imagen, como se dice en la Biblia.
Hazrat Ali dice: “El secreto de Dios puede estudiarse en Su naturaleza”. Todo el que viaja a pie, por regla general, enciende su antorcha al acercarse la noche. Así también este viajero celestial. Al ver que la oscuridad le abruma en las esferas inferiores de su camino, enciende una antorcha. Es la luz de esta antorcha, llamada en el Corán Nur-i Muhammadi, la que Le ha guiado hasta la superficie, desde donde pudo discernir claramente y encontrar Su camino de regreso. Para el ojo del conocedor, esta Nur, esta luz, es el verdadero Mahoma. Esta luz es la que ha irradiado a través de todos los Maestros de la humanidad y es conocida como la Luz de Guía.
Todo objeto luminoso arroja luz a su alrededor y, sin embargo, un determinado rayo de luz que emana de él ilumina más que la luz que se difunde a su alrededor. Esto puede verse en la luz del sol. Las almas que se encuentran en la zona del rayo de la Luz de la Guía, ya sea intencionadamente o por accidente, han sido conocidas por el mundo como los elegidos de Dios. Vieron a Dios más pronto, le oyeron más rápidamente que otros, y han estado más cerca de Él que otros. Se les puede llamar los elegidos de Dios, como se dice en el Canto al Alma del Santo:
Ante el alma justa,
siervo de Dios, hasta los ángeles se inclinan;
sus pies de loto la ansiada meta
donde los cansados peregrinos encuentran el fin de su viaje
en el perdón de sus pecados.
Así, como el santo Dios viene, y el hombre es curado,
y afortunado aquel feliz, dentro
de cuyo corazón se revela la visión mística.
Todas las almas desde la creación del hombre que han estado en esta luz han sido Maestros, viniendo uno tras otro conectados por el vínculo de la única corriente que primero brota del ser más íntimo y se ensancha y expande en este universo.
Los santos, los sabios y los místicos, que surgen de las esferas más elevadas, son atraídos por
esta luz y buscan en ella refugio contra las nubes oscuras de la vida. Los invisibles, que flotaban
en esta luz incluso antes de que el hombre fuera creado, son los ángeles.
Continuará…
Traducido por Inam Anda