Hazrat Inayat : Aspects of Sufism pt IV (Spanish version)

Hazrat Inayat: Aspectos del Sufismo pt IV 

Hazrat Inayat Khan continúa con su explicación del término sufí ‘nur-zahur’, la luz del espíritu de guía que funciona en todo el mundo. La publicación anterior está aquí. 

La luz divina ha brillado sobre los reinos mineral y vegetal; y allí también ha mostrado sus fenómenos, aunque su pleno resplandor sólo se ha alcanzado en el hombre. Puede verse en la inteligencia desarrollada, y esto puede observarse tanto en el sistema cósmico como en los reinos mineral y vegetal. Es la luz del sol la que brilla sobre la luna y los planetas; cada estrella no es más que un reflejo de la misma luz; así, todo el sistema cósmico está iluminado únicamente por el sol. 

En el reino vegetal vemos que una pequeña planta, un fruto o una flor, extiende su influencia a su alrededor, cubriendo con el tiempo esa parte del bosque con el mismo dulce fruto o con la misma fragante flor.  

Cuando observamos de cerca el reino animal, vemos el don especial de la inteligencia en algunos animales. Encontramos que entre todas las aves hay un líder para cada bandada. Entre los elefantes de la selva especialmente, existe el elefante sabio que camina delante de la manada, cuidando cuidadosamente el tallo de un árbol con su trompa. Lo utiliza como bastón, y examina con él el camino por el que camina para descubrir si hay algún hoyo en el camino, tanto para su propia seguridad como para la de sus seguidores. En la selva se puede ver una tropa de monos que siguen las órdenes de uno de ellos. Cuando este salta, saltan todos. Los zorros y los perros de la selva tienen entre ellos a uno que es el más cauteloso, el que da la alarma antes de que llegue cualquier peligro. En una bandada de pájaros, un pájaro sabio y valiente guía a toda la bandada. Lo mismo ocurre con muchas otras aves y animales. Esta facultad de guía, con la madurez de la inteligencia, cumple el propósito de manifestación en la evolución del hombre. 

El Corán dice que el hombre estaba destinado a ser el Jalif de todos los seres, lo que puede entenderse correctamente cuando vemos que todos los seres del mundo sirven al hombre, están siendo controlados y gobernados por él, obedeciendo su mandato. El secreto de su naturaleza le es revelado para que pueda utilizarlos con el fin para el que están destinados. Además, el hombre puede ser llamado con razón la semilla de Dios, porque solo en él la inteligencia se desarrolla tan perfectamente que no solo aprecia las obras de Dios y Le adora, sino que incluso es capaz de alcanzar la autosuficiencia y la conciencia omnipresente de la vida eterna de Dios. El hombre realiza su perfección en Dios, y Dios realiza Su perfección en el hombre. 

Vemos esta tendencia de guía en un pequeño grado en los padres, quienes, cualquiera que haya sido su propia vida, desean que sus hijos se beneficien de su experiencia – para que los hijos puedan vivir correctamente. Se encuentran algunas personas, en este mundo de egoísmo, que advierten a sus amigos para que no se extravíen; y encontramos un líder en una comunidad que sacrifica su propia vida y bienestar en beneficio de sus semejantes, uniéndolos en el vínculo del amor y la armonía. El mismo atributo de abnegación, en su grado superior de evolución, se observa entre los Maestros de la humanidad, que actúan como funcionarios del gobierno infinito y son conocidos en el mundo como mensajeros. Entre ellos hay seres santos de diferentes grados, designados por los sufis como Wali, Ghaus, Qutb, Nabi y Rasul. Se diferencian unos de otros en grado, según la profundidad a la que penetran en el mundo invisible, o según la amplitud del espacio que ocupan en la conciencia universal, y también según la amplitud del círculo de la humanidad que se pone a su cargo para su guía. Nabi es el guía de una comunidad, Rasul tiene un mensaje para toda la humanidad, y cada uno tiene un determinado ciclo de tiempo para su mensaje. 

Esto puede verse mediante un estudio inteligente del cosmos. Las leyes de la naturaleza nos enseñan y demuestran al conocedor la influencia de cada planeta sobre las almas, tanto individual como colectivamente, como familias, naciones y razas; e incluso sobre el mundo entero, siendo la condición de todos y cada uno de acuerdo con la naturaleza del planeta bajo cuya influencia están. Sobre el nacimiento, la muerte y todo ascenso y descenso, y sobre todos los asuntos de la vida, el planeta actúa como gobernante. Si los planetas, reflejos del sol, tienen poder sobre los asuntos externos de la humanidad, ¡cuánto mayor debe ser el poder de los concientes de Dios,los reflejos de la luz divina, de la que el sol no es más que una sombra!

Continuará… 
 

Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui 

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