Hazrat Inayat : Capacidad pt III
Con este post concluimos la serie sobre la filosofía de la capacidad. En la publicación anterior, Hazrat Inayat Khan habla de vibración y hace referencia a los ritmos de sattva, rajas y tamas.
Los tres ritmos mencionados también pueden denominarse móvil, regular e irregular. A ellos se debe que la manifestación tenga diversas formas, cualidades, colores y rasgos. El ritmo que es móvil va recto; el ritmo que es regular golpea a derecha e izquierda, el primero formando la línea perpendicular el siguiente una línea horizontal; y el tercero es destructivo, es zigzagueante o irregular. Esto también puede verse cuando uno examina su respiración: el aliento que fluye por la fosa nasal derecha da poder; cuando fluye por la fosa nasal izquierda le quita ese poder; y cuando fluye por ambas fosas nasales al mismo tiempo, su flujo causa destrucción.
¿Qué había antes de la creación? ¿Había quietud o movimiento? Hasta donde la ciencia puede llegar, encuentra que detrás de todo hay movimiento. Esto es cierto, porque lo que llamamos quietud es en realidad un movimiento imperceptible. Es por eso que las montañas pueden existir, y los árboles pueden vivir, y el hombre puede actuar, y los animales pueden moverse por el poder del movimiento, la vibración. Su salud, su alegría, su tristeza y su destrucción son todas causadas por una velocidad más rápida, una velocidad más lenta o una actividad particular de estas vibraciones. Tanto la enfermedad como la salud dependen de la ley de las vibraciones.
Un diamante es brillante porque vibra; es la vibración del diamante lo que lo hace brillante. Lo mismo ocurre con la persona brillante cuya inteligencia vibra; según el ritmo de su vibración, la inteligencia es capaz de comprender. Siempre se verá que es la persona brillante la que comprende más rápido, más profundamente y mejor; y es la que no es brillante la que tarda en comprender.
En conclusión llegamos a la comprensión de que todo el fenómeno es un fenómeno de capacidad, y según esa capacidad se forma todo lo que contiene. A medida que cada cosa o ser vibra, actúa de acuerdo con la capacidad, y los resultados también están de acuerdo con esta capacidad. Nosotros mismos somos también akashas, y en nuestro akasha obtenemos la resonancia de nuestro ritmo. Esta resonancia es como la sensación que tenemos cuando estamos cansados, deprimidos, alegres o fortalecidos. Todas estas diferentes condiciones que sentimos, es nuestro akasha el que las siente; y lo que causa esto es nuestro ritmo.
Cada palabra, una vez pronunciada, cada acto que se realiza, cada sentimiento que se siente queda grabado en alguna parte; no se ha ido, no se ha perdido. No lo vemos porque no siempre está grabado en la tierra. Si se siembra una semilla en la tierra, queda grabada en ella; sale en letras grandes demostrando “soy un manzano”, “soy un rosal”. Pero cuando se lanza algo al espacio, el espacio tampoco lo pierde. Lo ha recibido y lo conserva; y lo muestra a aquellos que pueden construir una capacidad alrededor del espacio y obtener su reflejo en esa capacidad. Hay una capacidad que es la vida entera; de hecho, todo es una capacidad de grabación; pero luego hay una capacidad de lectura, y esa tenemos que hacerla nosotros mismos. Debemos ser capaces de crear una capacidad para leer lo que está escrito. En el Corán se dice: “Sus manos hablarán y sus pies darán testimonio de sus actos”, lo que significa lo mismo: que todo queda registrado, escrito. Cuando un ladrón sale de la casa donde ha robado algo, puede haber cavado un hoyo en la tierra y enterrado su botín y aparecer sin nada en las manos, pero en su cara hay algo escrito sobre lo que ha hecho. Está escrito, no puede borrarlo; y los que sepan leer lo leerán. Nada de lo que decimos, hacemos o pensamos se pierde; está grabado en alguna parte, si tan solo supiéramos cómo leerlo.
Traducido por Inam Anda