Hazrat Inayat: La construcción del carácter pt VI
Hazrat Inayat Khan nos dice aquí que en la vida tenemos que elegir entre quejarnos o sonreír. La publicación anterior pueden encontrarla aquí.
Hay dos actitudes que dividen a la gente en dos grupos. Una es la actitud de quejarse siempre, y la otra es la actitud de sonreír siempre. La vida es la misma; llámala buena, llámala mala, llámala correcta, llámala equivocada; es lo que es, no puede ser de otra manera. Una persona se queja para conseguir el afecto de los demás y para mostrarles sus puntos buenos, a veces para mostrarse más justa, más inteligente y también que tiene razón. Se queja de todo, de los amigos y de los enemigos, de los que ama y mucho más de los que odia. Se queja desde la mañana hasta la noche, y sus quejas no tienen fin. Esto puede aumentar hasta tal punto que considere que el tiempo no es bueno, el aire no es bueno, y la atmósfera no es buena; está en contra de ambos, de la tierra y del cielo, y todo lo que hace todo el mundo está mal; hasta llegar a la etapa en que a ese hombre comienzan a no gustarle sus propias obras; y culmina cuando no se gusta a sí mismo. De este modo, gradualmente llega a estar en contra de los demás, en contra de las condiciones y, al final, en contra de sí mismo.
No se imaginen que éste es un carácter que se encuentra raramente en el mundo. Es un carácter que se encuentra con frecuencia, y ciertamente el que tiene esta actitud es su peor enemigo. La persona con una actitud mental correcta trata de hacer que incluso el mal sea correcto, pero la que tiene una actitud mental incorrecta convertirá incluso el bien en mal. Además, el magnetismo es la necesidad de toda alma; la falta de él hace que la vida sea pesada. La tendencia a ver el mal en todo le roba a uno en gran medida ese magnetismo que es tan necesario en la vida. Porque la naturaleza de la vida es tal que, naturalmente, la multitud sólo acepta a los que vienen a ella con el poder del magnetismo, y rechaza a todos los demás. En otras palabras, el mundo es un lugar al que no se puede entrar sin pase de admisión, y ese pase de admisión es el magnetismo; el que no lo tenga será rechazado en todas partes.
Además, encontrarás a muchos que siempre se quejan de su salud. Puede haber una buena razón, pero a veces puede haber muy poca razón, demasiado pequeña para hablar de ella. Y cuando una persona se acostumbra a responder con desaliento cuando se le pregunta con amabilidad: “¿Cómo estás?”, ciertamente cultiva la planta de la enfermedad en sí misma por esta tendencia a quejarse.
Nuestra vida de limitaciones en este mundo, y la naturaleza de las comodidades y los placeres del mismo, que son tan cambiantes y poco fiables, y la falsedad que uno encuentra en todo en todas partes, si uno se quejara de ello, toda una vida sería demasiado corta para quejarse completamente; cada momento de nuestra vida se llenaría de quejas. Pero la salida es mirar el lado alegre, el lado positivo. Especialmente aquellos que buscan a Dios y la verdad, para ellos hay algo más en lo que pensar; no necesitan pensar en lo mala que es una persona. Cuando piensen en quién está detrás de esa persona, quién está en su corazón, entonces mirarán la vida con esperanza. Cuando vemos cosas que están mal, si sólo pensáramos así: que detrás de todas las obras está Dios, que es justo y perfecto, entonces con seguridad nos volveremos esperanzados.
La actitud de mirar todo con una sonrisa es el signo del alma santa. Una sonrisa dada a un amigo, una sonrisa dada incluso a un enemigo lo ganará al final; porque esta es la llave del corazón del hombre. Como el sol de fuera ilumina el mundo entero, así el sol interior, si se elevara, iluminaría toda la vida, a pesar de todos los males aparentes y a pesar de todas las limitaciones. Dios es la felicidad, el alma es la felicidad, el espíritu es la felicidad. No hay lugar para la tristeza en el reino de Dios. Lo que priva al hombre de la felicidad le priva de Dios y de la verdad.
Podemos empezar a aprender a sonreír apreciando cada pequeña cosa buena que se cruza en nuestro camino por la vida, y pasando por alto cada cosa mala que no nos gusta ver. No hay que preocuparse demasiado por las cosas innecesarias de la vida que no dan más que disgustos. Pero mirar la vida con una actitud mental esperanzadora, con una visión optimista, es lo que le dará a uno el poder de convertir lo malo en bueno, y traer la luz al lugar donde todo es oscuridad. La alegría es vida, el mal humor es muerte. La vida atrae, la muerte repele. La luz del sol que sale del alma sube a través del corazón y se manifiesta en la sonrisa del hombre, es realmente la luz del cielo. En esa luz crecen muchas flores y maduran muchos frutos.
Continuará…
Traducción Inam Anda