Hazrat Inayat : Christ, pt. II (Spanish version)

Hazrat Inayat: Cristo, parte II

Con esta publicación finaliza el texto inspirador de Hazrat Inayat Khan iniciado aquí.

El alma que se dio cuenta, antes de afirmar que era Alfa y Omega, es Cristo. Saber intelectualmente que la vida es eterna o que toda la vida es una, no es suficiente, aunque es el primer paso en la dirección hacia la perfección.

La realización real de esto viene de la personalidad del alma que es consciente de Dios, como una fragancia en su pensamiento, palabra y acción, y es una prueba para el mundo como incienso encendido.

Hay muchas creencias, como aquella de la salvación a través de Cristo, y el hombre que está enervado contra la religión cierra las puertas de su corazón antes que tener la paciencia de entender qué es lo que realmente significa. Solo significa que no hay liberación sin un ideal delante de uno. El ideal es un peldaño importante hacia el logro que se llama liberación.

Hay otros que no pueden concebir el pensamiento de la divinidad de Cristo. La verdad es que el alma del hombre es divina y esa divinidad, cuando alcanza la culminación con el desenvolvimiento del alma, merece ser llamada divina.

Y hay una gran diferencia en las creencias de las personas, que tienen varias opiniones acerca del nacimiento inmaculado de Jesús. Y la verdad es que cuando el alma llega al punto de comprender la verdad de la vida en su aspecto colectivo, se da cuenta de que solo hay un Padre que es Dios, y este mundo del cual han sido creados todos los nombres y formas es la Madre. Y el Hijo, que merece ser llamado así por su reconocimiento de la Madre y el Padre y por el cumplimiento del objetivo de la creación, es el hijo de Dios.

Y luego la pregunta del perdón del pecado: ¿no es el hombre el creador del pecado? Si él lo crea, también puede destruirlo. Si uno no puede destruirlo, su hermano mayor sí. Aquel que es capaz de hacer, es capaz de destruir. Quien puede escribir algo con su lápiz, puede borrarlo con su goma de la superficie del papel. Y cuando no puede hacerlo, entonces esa personalidad no ha llegado aún a la plenitud, a la perfección a la que todos tenemos que llegar. Las faltas en la vida del hombre no tienen fin y si todas fueran registradas y no se borraran, la vida sería terrible de vivir, imposible de vivir. La impresión del pecado, en la terminología de la metafísica, puede ser llamada una enfermedad, una enfermedad mental, no física. Y así como el médico es capaz de curar la enfermedad, el médico del alma es capaz de sanar. Si la gente ha dicho que a través de Cristo los pecados son perdonados, eso puede entenderse así: ese amor es la lluvia mediante la cual todo es purificado.  No queda ninguna mancha.

¿Qué es Dios? Dios es amor. Cuando Su misericordia, Su compasión, Su bondad se expresan a través de una personalidad consciente de Dios. Entonces las manchas de nuestras faltas, errores y malas acciones son lavadas y el alma se vuelve tan clara como siempre fue, porque en realidad ningún pecado ni ninguna virtud pueden quedar grabados o generar una impresión en el alma, simplemente pueden cubrirla.

El alma misma es Inteligencia Divina y ¿cómo puede la Inteligencia Divina quedar grabada, ya sea por el pecado o por la virtud o la felicidad o la desdicha? Por el momento queda cubierta por la impresión de felicidad o de desdicha, y cuando estas nubes se van, entonces es divina en su esencia.  

 Y el asunto de la crucifixión de Cristo, aparte de su aspecto histórico, puede explicarse así: que la vida del sabio es en la cruz todo el tiempo. Cuanto más sabia se vuelve el alma, más será consciente de la cruz, porque es la falta de sabiduría la que causa que el alma haga todas las acciones, buenas y malas. A medida que se vuelve sabia, la primera cosa es que su acción se suspende. Y la imagen de esa suspensión de la acción se convierte en una imagen de impotencia, las manos y los pies clavados. No puede avanzar ni puede retroceder, ni puede actuar, ni puede moverse.  Y esta inactividad exterior puede mostrar impotencia, pero de hecho es la imagen de la perfección.

Hay dos preguntas que llegan a la mente: ¿Cuál es el significado del sacramento que se dice que simboliza la carne y la sangre de Cristo? Nos enseña que quienes dan importancia a la carne y a la sangre del Maestro están equivocados, que el verdadero ser del Maestro era el pan y el vino.  Si tenía carne y sangre, eran el pan y el vino.  Y ¿qué es el pan y el vino? El pan es aquello que es el sustento del alma y el sustento del ama es el conocimiento de Dios.  Es mediante este conocimiento que el alma vive la vida eterna.  Y la sangre de Cristo es el elemento amor, el primer principio de amor, la intoxicación que es una bienaventuranza, y si hay alguna virtud proviene totalmente de este principio.

Y hay otra pregunta: ¿Por qué Cristo dio su vida para salvar al mundo?  Esto solo explica el sacrificio: Ningún hombre en este mundo que está yendo hacia una meta puede escapar de la prueba que la vida le ponga, y esa prueba es sacrificio. En cada paso hacia la meta final, hacia el logro, se le pedirá un sacrificio, que será más y más grande a medida que avance en el camino.  Él llegará a un punto donde no hay nada, ya sea su cuerpo o su mente o acción o pensamiento o sentimiento, que evite el sacrificio por los demás.  Y con esto el hombre prueba la realización de la verdad divina.

En resumen, el ideal de Cristo es la imagen del hombre perfecto, y la posibilidad del hombre perfecto puede verse en el verso de la Biblia: “Sean perfectos como vuestro Padre Celestial”.

Traducido por Inam Rodrigo Anda

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