Hazrat Inayat : Confesiones pt XIII – Mi viaje a occidente 

Al comienzo de su viaje por Occidente, Hazrat Inayat Khan describe algo de su experiencia en Estados Unidos, país que, naturalmente, le pareció muy diferente a la India. La publicación anterior está aquí. 

Al principio toqué y di conferencias sobre música en la Universidad de Columbia, ganándome el caluroso elogio de varios profesores y estudiantes. Este fue el comienzo de mi carrera profesional en Occidente, y comencé una gira que comprendía casi todas las ciudades más conocidas de Estados Unidos, donde hablé en universidades, ante audiencias inteligentes y apreciativas, sobre filosofía y música. Esta dualidad aumentó su interés por mi trabajo, y a medida que me familiarizaba con el pueblo americano empecé a darme cuenta, para mi alegría, de que, a pesar de su tendencia comercial y sus ambiciones materialistas, Dios no les había privado de ese tesoro que es el amor. 

Sus corazones son iguales a los nuestros, aunque su vida artificial les hace más difícil alcanzar esa paz que nosotros podemos lograr tan fácilmente en la calma de Oriente. También tienen un fuerte deseo de progreso espiritual, porque en lo que concierne al hombre, no importa si pertenece a Oriente o a Occidente; con el tiempo es inevitablemente atraído hacia esa Fuente eterna de Amor que nunca puede ser eludida. 

Cuando llegué a San Francisco encontré allí mucho que me interesaba, y mi deseo de la revelación de la verdad tuvo su salida. Nunca he aprobado la idea del trabajo misionero, especialmente en este período de la evolución humana, cuando un nuevo despertar es inminente en todo el mundo. Hui de la apariencia de ser un fanático religioso o alguien que desea convertir a la gente, pues yo llevaba ese mensaje de verdad universal que armonizaría Oriente y Occidente difundiendo la idea de unidad, que es el sufismo. 

Hablé en las universidades de Berkeley y Los Ángeles, en California, donde mi música y mis discursos sobre filosofía, expresados en el ámbito del arte, atrajeron mucha atención. Aunque mi gira profesional no me permitió hacer tanto como habría podido hacer de otro modo, fue el único medio de cumplir mi misión, que no tenía otro apoyo que el de Dios. Esta gira me ayudó enormemente a establecer la Orden Sufí en América, con los siguientes objetivos en mente: 

(1) Establecer una hermandad humana sin consideración de casta, credo, raza, nación o religión; pues las diferencias sólo crean falta de armonía y son la fuente de todas las miserias. 

(2) Difundir la sabiduría del Sufismo, que hasta entonces había sido un tesoro oculto, aunque en realidad es propiedad de la humanidad y nunca ha pertenecido a ninguna raza o religión en particular. 

(3) Alcanzar esa perfección en la que el misticismo ya no es un misterio, sino que redime al incrédulo de la ignorancia y al creyente de ser víctima de la hipocresía. 

(4) Armonizar Oriente y Occidente en la música, el lenguaje universal, mediante un intercambio de conocimientos y un renacimiento de la unidad. 

(5) Promover la literatura sufí, que es la más bella e instructiva en todos los aspectos del conocimiento. 

Continuará… 

Traducido por Inam Anda