Hazrat Inayat: Democracy pt I (Spanish version)

Hazrat Inayat: Democracia, parte I        

El ideal del Movimiento Sufi es ayudar a difundir el Mensaje Divino, y renuncia a cualquier participación en política, para no ser etiquetado como partidario. Sin embargo, los Sufíes naturalmente observan profundamente el funcionamiento del mundo a su alrededor, como podemos aprender de este artículo de Hazrat Inayat Khan sobre el contexto espiritual de la democracia. Debido a su longitud, la conclusión seguirá en una publicación subsiguiente.

No hay nada nuevo bajo el sol, dijo Salomón el sabio. El hombre piensa que la democracia es algo que se ha desarrollado en el espíritu del hombre, y que nunca antes había conocido. Piensa que el camino democrático no solamente es correcto, sino nuevo. Pero cuando pensamos profundamente, vemos que la vida es la misma, los ideales son los mismos, las leyes de la naturaleza son las mismas en todas las épocas. Y por lo tanto estos dos aspectos, el espíritu de dependencia y de independencia, siempre han existido y siempre se han manifestado en su momento. Por ejemplo, cada alma sabe que en su propia vida el primer aspecto que se experimenta es el aspecto de la dependencia. El infante es dependiente de su madre y de su padre; en cualquier forma que lo dirijan, él actúa y obra. Luego llega el momento en que tiene la edad suficiente para entender sus propios asuntos, y dice: “Sí padre, eso es lo que quiero hacer, y lo haré”. El padre y la madre dicen: “Sí, nuestro hijo ha crecido, y entiende su propio camino; no debemos interferir con él”. Así vemos que en la vida de todos ha habido las dos fases: la fase de dependencia y la fase de independencia.

Es exactamente lo mismo en la vida de los pueblos, de las comunidades y de las naciones. Es siempre lo mismo: dependencia al comienzo, luego independencia; al principio la autocracia, luego la democracia. La vida y la evolución del individuo y de la multitud son similares.

Como la libertad es la naturaleza de cada alma, entonces el niño, incluso desde la infancia, busca la libertad. Queremos que el niño se siente en nuestros brazos, pero él prefiere irse y jugar. Un animal, un perro o un gato, que dependen tanto de la simpatía de la humanidad, aun así, no desean ser privados de la libertad. Esto demuestra que, en cada etapa del desarrollo, la vida está tratando de ser libre. Por esto es que es cierto decir que el espíritu de la democracia no es una cosa sólo de hoy; ha existido en todas las épocas. A veces su aparición ha sido oportuna, y en ocasiones inoportuna.

Cuando rastreamos la causa, la razón del espíritu de la democracia, encontramos que radica en el idealismo. La raza humana desarrolló primero un pensamiento de idealismo en sí misma; las religiones, el aprendizaje, la educación, todas han surgido de esta tendencia humana. ¿Y qué es este idealismo? Es la consideración silenciosa, el reconocimiento del afecto y el apego que incluso vemos en bestias y aves. Vemos que los venados reconocen a sus compañeros, y los palomos y palomas tienen una especie de apego entre ellos. Los gorriones y otras aves comparten las responsabilidades de sus crías con sus parejas.

Todo esto nos demuestra que este ideal sólo ha culminado en el hombre. Llámalo religión, sabiduría, aprendizaje, lo que uno quiera, lo único realmente humano es el idealismo. Tan pronto como un hombre comienza a pensar: “Estos son mis padres, y me gustaría cuidar de ellos, para que no tengan las preocupaciones y las luchas de la vida”, él muestra idealismo. Entonces, el ideal se extiende a sus vecinos: “Cuando yo era joven no podía ayudarlos; ahora puedo ayudarlos, y cuidaré la casa de mis vecinos y la protegeré de los robos”. Luego viene la consideración por la pareja de su vida, la reina del hogar. A medida que el hombre ve la belleza de la vida, comienza a desarrollar sus pensamientos e imaginación, creando formas hermosas que se convierten en ideales hermosos.

Él expande el ideal y se vuelve capaz de ideales más altos. La maternidad es considerada por todos con veneración, la paternidad es considerada por todos con respeto. La vecindad se ve con sentimientos amistosos. Los ancianos, jefes, o reyes en la aldea o pueblo, quienes han dado todos sus pensamientos para el bienestar de ese pueblo o aldea, ¿cómo son considerados? La gente dice: “Aquí está nuestro padre que nos cuidó a todos cuando estábamos indefensos o ignorantes”. De este modo, surgió la idea de un rey o rajá, a través del desarrollo de un cierto tipo de ideal. La civilización de cada época o tiempo siempre se originó en el idealismo. Toda la fuente de la civilización es el idealismo y nada más.

En la antigüedad, la religión y la nación iban de la mano; y no hay duda de que hay una gran ventaja en esto cuando lo comparamos con los tiempos posteriores, ya que ninguna nación sin religión o ideal espiritual, y basada sólo en valores materiales, puede satisfacer las necesidades de un mundo que busca la paz duradera.

Por más desarrollada o letrada que una persona pueda ser, si no está en contacto con el punto de vista espiritual, permanece egoísta. Su visión de la vida no es imparcial; su justicia es propia. ¿Cómo puede pretender ser un gobernante justo?

Las dos cosas se originaron juntas. La historia de Cosroes el viejo rey de Persia, quien fuera ambos, profeta y rey, lo demuestra. Su sentimiento era: “Mis súbditos son mis hijos; más que mis hijos, más próximos y más cercanos que mis hijos; su interés es mi interés, para ellos vivo, para ellos nací. Toda mi vida es para ellos”. Toda la vida del país se basó en ese ejemplo, en ese ideal del rey. Él era el instructor, el predicador, el gobernante; gobernó de acuerdo a la ley espiritual. Salomón también fue profeta y rey ​​al mismo tiempo, y también Rama, el rey hindú. Piensa en la impresión que han dejado; hace tantos siglos, y sin embargo, aunque muchos reyes han ido y venido desde entonces, la impresión que dejó Rama aún permanece en la raza hindú. Hay templos y santuarios, y en ellos una imagen del rey cuya vida se agotópara el bienestar de los súbditos.

Una figurón o un líder es siempre el ideal que las personas seguirán en todas las épocas, ¿y no es así hoy? Cuando el presidente se afeita la barba, ¡todos hacen lo mismo! El hombre sigue diciendo: “Me desharé de este ídolo”, pero nunca podrá deshacerse de él; es la naturaleza humana. Desde la infancia, el hombre desea imitar el andar, el movimiento, la expresión o la forma de hablar de alguien.

“Dios es hermoso, y Él ama la belleza”. Él ama la belleza a través de cada alma, expresada en el movimiento, la palabra, de cualquier manera que la belleza venga. No puede evitar seguir la belleza, ya sea en la democracia o en la aristocracia.

Hay una historia de un rey persa y un derviche. Ahora bien, un derviche es un hombre autodidacta, pero que sabe y entiende las cosas. Él es un libre pensador; no acata la ley de la sociedad; toca la profundidad de la verdad e ignora todas las reglas y leyes superficiales y artificiales de la sociedad y la religión; lleva su vida libremente en pensamiento y acción; está tan contento con su filosofía que si está vestido con harapos y jirones no le importa nada.

Este derviche estaba parado en la calle por donde pasaba el rey. En la parte delantera de la procesión estaban los escuderos, y le gritaron: “Salga del camino, la procesión del rey está llegando”. Él dijo: “Es por eso”. Retrocedió unos pasos y, cuando pasaron los escuderos, volvió a avanzar y se sentó en el mismo lugar. De nuevo vino el grito, esta vez de los cortesanos, cabalgando sobre hermosos caballos: “Fuera, fuera, el rey se acerca”. Él dijo: “Es por eso”, y retrocedió unos pasos, y luego, cuando pasaron, regresó al mismo lugar. Luego vino el carruaje del rey. Cuando el rey lo vio de pie en medio de la calle, inclinó suavemente la cabeza ante el derviche, quien sonrió y dijo: “Es por eso”.

Un joven que estaba viendo esto no pudo evitar reírse. También sintió curiosidad al respecto y le preguntó al derviche: “¿Por qué le dice a todo el mundo:‘Es por eso’?”. Él respondió: “Es claro. La gentileza del rey fue la razón por la que actuó de esa manera conmigo; la insipidez de los cortesanos fue la razón por la que fueron bruscos conmigo; la rudeza y crudeza de los escuderos y guardaespaldas fue la razón por la que fueron rudos conmigo”. Porque en Oriente respetan a los santos, incluso a los derviches. Es inevitable que la cultura, la educación y el pensamiento que se han cultivado durante siglos entre las familias, las comunidades y los pueblos manifiesten su efecto.

Continuará…

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.

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