Hazrat Inayat: Formación en Oriente. Pt I
En las publicaciones recientes sobre sus viajes, y comparando Oriente y Occidente, Hazrat Inayat Khan nos ha dado una clara perspectiva de sus características. Aquí continúa el tema, describiendo algo de la formación espiritual que conoció en Oriente.
En Oriente, la religión se siembra en el corazón del niño desde su nacimiento, independientemente de la corriente religiosa a la que pertenezca. La invocación del nombre de Dios se convierte en una costumbre diaria, que repite consciente o inconscientemente, tanto en el dolor como en la alegría. “Bismillah” – En el nombre de Alá, o “al-hamdulillah” – Alabado sea Alá, o “Allahu akbar” – Dios es grande, y “ya Allah” – Oh Dios; tales expresiones se utilizan al principio y al final, así como en medio de cada conversación ordinaria. Esto sintoniza al creyente e incluso atrae al incrédulo al pensamiento de Dios, que al final conduce al buscador a la autorrealización y a la paz de Dios.
En los buenos hogares, la moral se enseña a todos los niños en unidad con la religión; al revisar todas sus inclinaciones egoístas, se enseña al niño a ser humilde, modesto y respetuoso.
Hay una pequeña historia que se cuenta sobre el nieto del Santo Profeta. El niño, al dirigirse a un esclavo por su nombre, fue corregido por su abuelo, quien exclamó: No, esos no son buenos modales; aunque es un esclavo es mayor que tú, así que debes llamarlo “tío”.
Si esta cortesía se practicara en países modernos y civilizados como Estados Unidos, donde existe un fuerte prejuicio contra el color, ¡cuánto mejor sería para la nación! La cortesía con los extraños se enseña como una virtud en Oriente, mientras que el egoísmo de la civilización moderna impide que los extraños entren en los países occidentales sin miedo. Esta es una tendencia bastante inhumana, y recuerda a los perros que ladran y alejan a un extraño de su propia morada.
Pasar por alto las faltas de los demás con cortesía, tolerancia, perdón y resignación se considera una virtud moral en Oriente. El corazón del hombre se visualiza como el santuario de Dios, e incluso una pequeña injuria de pensamiento, palabra y obra en su contra se considera un gran pecado contra Dios, el Huésped. La gratitud se demuestra con lealtad en Oriente, y siendo honestos y fieles; la hospitalidad de un día se recuerda a lo largo de todos los años de la vida, al tiempo que el benefactor nunca olvida la humildad ni siquiera en medio de sus buenas obras. Hay un dicho oriental que dice: “Olvida tus virtudes y recuerda tus pecados”.
Continuará…
Traducido por Inam Anda