Hazrat Inayat: Amistad pt I
Con esta publicación comenzamos una serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan sobre la amistad. Comienza observando que, aunque todos estamos de acuerdo con la amistad, es sorprendentemente difícil ser amigo.
Amistad es una palabra que todos usamos en nuestro lenguaje cotidiano y sin embargo podría tomarnos toda una vida el solo darnos cuenta de su significado. Por muy ilustrada que una persona sea, por muy piadosa, espiritual o experimentada, si no ha aprendido la naturaleza y carácter de la amistad, no ha aprendido nada. Esto es lo primero y lo último que tenemos que aprender. Con mucha frecuencia usamos esta palabra de manera ligera, llamando amigo a cualquier conocido, o pregonando ser amigos de alguien; pero mientras más conscientes somos de su significado, menos somos capaces de proclamar la amistad. Para todo en la vida somos probados, examinados y sometidos a ensayo, pero pasar este examen de la amistad es lo más difícil que hay en el mundo.
¿Cuál es la razón de esto? ¿Por qué es tan difícil ser amigo? ¡Hubiéramos pensado que era lo más fácil que existe! La razón es que hay algo dentro de nosotros mismos que siempre está en contra de ser amistosos. Es el yo, el ego, que el sufí llama nafs. Tan pronto como este ego se erige y vive, un hombre no puede proclamar ser el amigo de alguien. Y cuando no es amigo de alguien más ni siquiera es su propio amigo, pues aprendemos amistad siendo amigos de otro. Un egoísta puede parecer ser amigo de sí mismo, pero lo es en la superficie, no en la realidad. No ha aprendido aun cómo ser amigo de otro, entonces no puede ser amigo de sí mismo. En nuestra búsqueda de la verdad queremos aprender muchas cosas: la naturaleza de la vida, el secreto de la vida, el carácter de la vida; y entender el significado de la amistad parece tan simple y sencillo que nunca nos preocupamos en pensar en eso ni en la responsabilidad de ser un amigo.
El gran error que cometemos en la vida es que comenzamos a pregonar la amistad antes de haber aprendido su significado. En este mundo de ilusión, donde al final de la prueba encontramos que todo tiene poca importancia, o poco valor, si hay un signo de realidad, algo de lo que podamos depender, y en lo que podamos reconocer un signo de eternidad, es la constancia en la amistad. El hombre, absorto en la vida activa de este mundo, tiene un deseo de amistad, aunque nunca lo ponga en práctica. Sin embargo, esta tendencia a la amistad puede incluso ser encontrada entre los animales. Existe la historia de un cazador que un día estaba disparando a los pájaros en el bosque, y vio a dos pájaros sentados en la rama de un árbol. Le disparo a uno y cayó a tierra. Como este hombre estaba lejos, le tomo tiempo llegar hasta el punto y mientras caminaba hacia allí vio que el otro pájaro había bajado a ver a su compañero. Lo tocó con su pico y encontró que estaba muerto y cuando el hombre llegó encontró a ambos pájaros muertos. “Desde ese día”, dijo, “dejé de cazar, porque ví una amistad entre pájaros que no se puede encontrar en la humanidad”.
Es una lección sencilla y una lección que tenemos que aprender; hoy cuando las naciones están en contra de las naciones y las razas en contra de las razas, cuando las comunidades están en contra de las comunidades y una religión en contra de la otra, es ahora cuando necesitamos tanto de la amistad. Además, la amistad es la primera lección de espiritualidad que podamos aprender. Podríamos pensar que la amistad, una amistad personal, no significa nada; que no nos volvemos espirituales a través de una amistad personal – pero sí lo hacemos. Una persona comienza su logro espiritual aprendiendo como ser amigo. Pues alguien que está verdaderamente recorriendo el camino de la amistad no necesita ir a ninguna parte a aprender de moral. La mistad en sí misma le enseña sinceridad, gratitud, compasión, ternura, valoración; todas estas cosas que debemos aprender en este mundo nos las enseña la amistad. Y una vez que un hombre comienza a aprender estas cosas a través de la amistad con otra persona, mostrará naturalmente a otros las mismas virtudes que ha adquirido transitando a lo largo de este camino; tal como alguien que ha aprendido cómo cantar bellamente naturalmente interpretará bellamente toda canción que le sea dada. El que ha cultivado su corazón a través de la amistad estará naturalmente inclinado a ser amigo de otros.
No es creer en Dios lo que nos conduce hacia la meta, ni es el análisis del conocimiento de Dios lo que nos lleva allí. Es la amistad de Dios. Para alguien que aprende la lección de amistad en este mundo, esta lección evoluciona al final en una amistad con Dios. Pero cuando una persona exige en retorno de su amigo todo lo que hace por él, eso entonces no es amistad, es un negocio. Solo significa: te doy un chelín y tu me das doce peniques. Cuando una persona juzga a su amigo, entonces el espíritu de amistad no está despierto en su corazón, porque un amigo nunca juzga. Cuando una persona habla con otra sobre su amigo, cuando lo culpa, cuando lo critica, no sabe lo que es la amistad. El significado de la amistad es demasiado sagrado para comprenderlo. Todas las otras relaciones y conexiones en esta vida están vacías si la amistad no está detrás de ellas para fortalecerlas. La relación entre madre e hija, padre e hijo, hermano y hermana, esposo y esposa, maestro y discípulo, todas esas conexiones necesitan de un espíritu detrás de ellas; y ese espíritu es el espíritu de la amistad.
Cuando una hija dice “soy amiga de mi madre” hay algo bello alrededor de esto. Hace la conexión entre una madre y una hija diferente, la hace viviente. En toda relación es lo mismo. Cuando hay una amistad para unir una relación, la hace segura, le da vida. El amor es vida, y la vida se simboliza con el agua. Cuando queremos extraer agua de la tierra, tenemos que excavar, y lo primero que encontramos es lodo. Y si esto nos decepciona, nos auto engañamos, porque debajo de la tierra está el agua; puede ser encontrada, pero debemos tener paciencia para excavar en su búsqueda, para excavar suficientemente hondo y encontrar el agua.
Continuará…
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel