Hazrat Inayat : Amistad pt II
En esta continuación de las enseñanzas sobre la amistad, Hazrat Inayat Khan habla de la necesidad de la abnegación. La publicación anterior de la serie se puede encontrar aquí.
Si uno ha hecho un amigo, no es algo que uno haya hecho por encargo, que sólo debe encajar de acuerdo a sus expectativas y deseos. Cada individuo tiene sus propias características, y mientras no se desarrolle el espíritu del perdón, la amistad no podrá durar. Es un perdón continuo que ayuda a que la amistad perdure. Se puede aprender mucho con el estudio, pero no con el altruismo. La abnegación puede aprenderse con una sola cosa, y es recorriendo el camino de la amistad. Y trae belleza a la vida de uno; una persona amistosa, ya sea en los negocios o en una profesión, en cualquier capacidad que tenga, le da a uno un sentimiento de calidez; en otras palabras, una atmósfera de vida. Uno siempre se alegra de conocer a una persona amistosa en una tienda, en una fábrica, en una oficina. Cuando se despierta este espíritu se puede sentir en sus palabras, en su voz, en su expresión, en su ambiente, que es una persona amistosa, que hay algo que sale al encuentro de los demás, una continua tendencia a armonizar con los demás.
Una vez que este espíritu se desarrolla, la tendencia siempre quejumbrosa se desvanece. Si no se desarrolla, entonces este mundo está lleno de espinas que pinchan. Entonces uno no tendrá paz, ni felicidad, cualquiera que sea su posición en la vida. Si una persona quiere hacer su vida fácil, si quiere crear felicidad en su vida, debe tratar de aplastar ese ego, ese nafs, ese pensamiento de sí mismo que lo mantiene continuamente absorto en sus propios pensamientos y en sus propios asuntos. Elevándose por encima de él, aprenderá el espíritu de la amistad. Y entonces para él el mismo camino, que estaba lleno de espinas, se llenará de rosas. Para algunas almas ese mismo mundo, que puede ser un infierno para muchos otros, es el cielo, ya que la amistad cambia el punto de vista del hombre. Un hombre poco amistoso, tan pronto como ve a otra persona, la ve desde su propio punto de vista crítico. Tiene sus ideas preconcebidas, y por eso la Providencia no le permite ver el lado bueno del otro. Pero aquel en quien se despierta el espíritu amistoso siempre pasa por alto pequeños errores, faltas, equivocaciones; su simpatía y su amor le ayudan naturalmente a elevarse por encima de las faltas del hombre. Esta es la historia de Jesucristo, el amigo de la humanidad, ante quien fueron llevados los más grandes pecadores; pero la actitud del Maestro fue siempre de perdón. Los que los trajeron eran poco amistosos; el Maestro era amistoso.
La vida es como la vemos. Si queremos encontrar defectos, podemos encontrar defectos en la mejor persona del mundo, y si queremos encontrar puntos buenos podemos encontrar puntos buenos en la peor persona del mundo. Es como vemos la vida. Alguien fue donde Jami, el gran vidente de Persia, y le preguntó si lo aceptaría como su discípulo en el camino espiritual. Jami le preguntó, “¿Has amado, has aprendido la manera de la amistad? Dijo: “No, todavía no”. Jami dijo, “Ve al mundo de nuevo y aprende”. La primera lección en el camino espiritual que uno tiene que aprender es la manera de la amistad. Una vez que se aprende eso, entonces todas las otras partes del viaje espiritual se vuelven fáciles. ¿De dónde vienen todos los disturbios, como las guerras, las revoluciones, las experiencias desagradables entre naciones, las peleas entre partidos? Todos ellos provienen de la falta de amistad. Y lo más extraordinario es que un partido puede haber estado luchando contra otro partido durante años, pero si investigamos sus ideas particulares, encontramos que ni siquiera son amigos entre ellos, ya que la lucha contra el otro partido produce y desarrolla este espíritu hostil con ellos. Es una especie de intoxicación. En la educación, en la religión o en cualquier otra cosa, lo mejor que se puede hacer es introducir el espíritu de la amistad.
¿Y cómo podemos iniciarlo? Esto es algo que no puede surgir sólo leyendo algunos libros sobre ello. Existen innumerables sociedades e instituciones de hermandad en todas partes, pero demuestran ser todo menos hermandad. Por lo tanto, ese no es el camino. El camino es que un individuo sea llevado a comprender plenamente que la esencia de la moral y de la religión y de la educación es una sola, y que esa esencia es la forma de la amistad. Los sufis de todas las épocas lo han llamado suluk, que significa manera divina, beneficencia. Por eso la mejor educación es la beneficencia: cómo llevar el placer y la felicidad al prójimo. Y uno puede empezar a aprender esto entendiendo completamente lo que es la amistad, y practicándola al mismo tiempo.
Continuará…
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui