Hazrat Inyat: Amistad Pt III
Con esta publicación, Hazrat Inayat Khan continúa su revisión del tema de la amistad. La entrega previa de la serie puede ser encontrada aquí.
Las relaciones se nutren con el contacto, la afinidad se mantiene con reciprocidad, pero la amistad se desarrolla con amor. No hay ninguna relación que pueda ser comparada con la amistad, pues es en el aprendizaje de la ley de la amistad que uno entiende de ética y moral, y también la relación entre el hombre y Dios.
Hay tres cosas principales a ser entendidas en relación con la amistad. Lo primero es comprender sin palabras. Si no hay entendimiento entre dos personas, las palabras no son de utilidad. Pueden hablar y hablar y discutir y discutir, y esto solo irá de mal en peor, porque la argumentación nunca termina. Como dice el Vadan, “¿Por qué? Es un animal de mil colas. A cada vez que lo muerdas, suelta una de sus colas curvas y levanta otra”. ¿Pueden las discusiones llevar al entendimiento? Nunca. Las discusiones solo aumentan las discusiones y así podemos continuar hasta que las dos personas terminan dándose la espalda. El entendimiento es un regalo de Dios, el entendimiento es el desenvolvimiento del alma y el entendimiento es la mayor fortuna que podemos tener en la vida. Es con entendimiento que se establecen los cimientos de la amistad, y es en el entendimiento que la amistad está segura. Sin entendimiento no hay amistad.
Y lo siguiente es una actitud desinteresada. Cuando una persona piensa que a través de la amistad podrá obtener algún beneficio del amigo, o que el otro se beneficiará de él, esto precisamente está quemando las raíces de la amistad. En estos días materiales muy pocos de nosotros entienden lo que es la amistad. Cuando hay una pregunta sobre la amistad, el primer pensamiento es: ¿Qué ganaré con esta amistad, puede su influencia ser de alguna utilidad para mí? Eso no es amistad. Cuando un pensamiento de interés propio se cuela, eso significa la ruina de la amistad. Todo mínimo pensamiento de beneficiarse a través de ella significa destrucción; nunca podrá desarrollarse en una verdadera amistad, solo evolucionará hacia una relación de negocios. Durará mientras dure la relación de negocios, prosperará mientras prospere la relación de negocios y luego se desvanecerá. Tal relación nunca puede ser llamada amistad.
En este mundo todo individuo es impotente en una forma u otra, y todo individuo es de utilidad en una forma u otra. Puede suceder que una persona dependa inconscientemente de su amigo para su propio interés, y aun entonces resultará ser una mala actitud. No puede producir resultados fructuosos, porque la amistad debe construirse sobre cimientos sólidos, cimientos donde siempre exista un deseo de dar, de ser útil y servicial al amigo: sin ideas de tomar, siempre pensamientos de dar sin recibir nada a cambio. Un verdadero amigo hace la vida fácil a su amigo. Aquel que considere algo más importante, más precioso que la amistad, no ha aprendido aún la primera lección de amistad. No hay sacrificio demasiado grande si se hace por un amigo. Si no se hace un sacrificio por un amigo, entonces ¿Por quién habríamos de hacerlo? Una persona nunca aprendería como hacer un sacrificio si no fuera por un amigo.
En nuestra vida diaria, tomamos la palabra amistad demasiado a la ligera, y confundimos las palabras “amigo” y “conocido”. Un conocido es alguien con quien nos hemos encontrado y nos ha visto, nos reconocemos mutuamente; podemos haber sido presentados en una cena. Usamos la palabra “amigo” con tanta libertad en el lenguaje cotidiano que hemos olvidado su significado. Generalmente llamamos a cualquiera que hemos visto en una recepción o fiesta amigo, o a cualquiera que pertenece a nuestro club, pero solo tener un amigo en nuestra vida es la más grande de las buenas fortunas.
Y la tercera cosa importante en la amistad es pasar por alto. No hay en el mundo alguien que no cometa faltas, ningún alma en el mundo es perfecta. Si de nuestra propia parte no existe el deseo de pasar por alto los defectos de nuestro amigo, no puede haber más amistad. La amistad se mantiene reconociendo que un ser humano es imperfecto, que tiene sus faltas y defectos. Siempre hay algo en él para pasar por alto y si lo hacemos continuamente, siempre existe la posibilidad de que desarrolle justamente esas cualidades que le están faltando, pues podemos agregar a nuestro amigo cualidades que son deseables en él. A veces las personas se ven una vez y sienten que son amigas. A veces las personas se conocen unas a otras por meses y años y así llegan a ser amigas; su conocimiento mutuo y el transitar juntas al final produce la consumación de la amistad. En ese caso se desarrolla como resultado de su conocimiento mutuo.
Otra cosa extraña sucede a veces, y esto es cuando dos personas se declaran guerra sin cuartel por muchos meses y años, y de pronto repentinamente abandonan sus armas y se convierten en amigos por siempre; pero esto es inusual. Yo mismo he visto personas que han sido enemigas, perjudicando la una a la otra por años y desde el día en que se convirtieron en amigas han sido las más cercanas. Aquellos que dicen, “era su amigo y él era mi amigo, pero ya no somos amigos” deben darse cuenta de que nunca fueron amigos. Era una presunción de su parte, una falsa impresión. ¿Puede la amistad ser algo tan falso? ¿Puede el oro ser oro en un momento y no en otro? El oro es oro, nunca cambia, permanece igual. La constancia en la amistad es el alma de la amistad. Y esa costumbre en la que un amigo escribe a otros “tuyo como siempre” es errónea. Si una planta se mantiene como siempre, no crece, y lo que no crece no está vivo, y lo que no está vivo está muerto.
Continuará…
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel