Hazrat Inayat: Ilusión y Realidad Pt II

Hazrat Inayat Khan continúa su discusión sobre la necesidad de cambiar de lo falso a lo verdadero. La publicación anterior está aquí.

Si llamamos realidad a la apariencia de lo que es cambiante y a lo que está sujeto a destrucción, entonces ¿qué es la ilusión, por qué tenemos esa palabra? Esta palabra denota algo que no es dependiente, que no es constante. Usamos las palabras “falso” y “verdadero” de acuerdo con nuestra concepción de las cosas. Por ejemplo, al metal oro se le llama oro, y su imitación se llama oro de imitación. A primera vista ambos son lo mismo; es solo al observarlos con más cuidado que distinguimos al oro de la imitación. Es la estabilidad del oro lo que hace que lo llamemos real; lo llamamos real porque es estable. Es lo mismo cuando decimos que una amistad es real. Lo que es estable es real, lo que se desvanece es falso. Y cuando miramos de esta manera a la totalidad de la manifestación vemos ilusión en todas las cosas; si hay una realidad a ser encontrada, está en el fondo de todo. La ilusión es la cubierta, y la realidad es la profundidad de todas las cosas. Es como el cuerpo y el alma; el cuerpo es una ilusión, el alma es una realidad. Sucede igual con la flor y su fragancia: la flor es una ilusión, pero la fragancia es una realidad: permanece como un espíritu, vive.

Mientras más vive una cosa, mayor realidad muestra y sin embargo eso que verdaderamente puede llamarse real es todavía mas profundo. En nuestro lenguaje cotidiano usamos la palabra realidad, pero saber lo que es la realidad, es algo diferente; pues conocer la realidad es conocer todo lo que hay por conocer. Este conocimiento se adquiere al encontrar aquella realidad que está más allá de todas las cosas. La verdadera educación es la búsqueda de la realidad, el conocimiento real y el aprendizaje que verdaderamente vale la pena. Apreciar esta realidad, para admirarla, para amarla, nos lleva cada vez más cerca de nuestro objetivo, que es la realidad en sí misma.

Cuando empezamos a darnos cuenta que nuestra aspiración, nuestro deseo, el objeto de nuestro amor y todo lo que perseguimos a través de la vida es ilusión y que día y noche estamos en búsqueda de esta ilusión, nos sentimos decepcionados. A menudo nos preguntamos qué es lo que puede llamarse realidad si todo lo que conocemos, vemos y sentimos es ilusión. No todo el mundo piensa en esto en su vida diaria; pero en el sabio este pensamiento surge naturalmente y lo compromete con la búsqueda de la realidad. En viejos tiempos la tarea de la religión era despertar al mundo a la realidad; pero hoy desafortunadamente, en la ausencia de religión, el sistema moderno de educación despierta interés por todo lo que es ilusión en lugar de promover la búsqueda de la realidad. Sin embargo, no nos podemos escapar de la realidad. Nos acerca, nos atrae. Pese a nuestro interés por la ciencia, la literatura, la filosofía, el arte y la psicología, inconscientemente estamos buscando la realidad. Pero buscar la realidad en las ilusiones es como tratar de ver la luna en la tierra. La gente quiere ver la cara de la realidad con los ojos de la ilusión y con los oídos de la ilusión quieren escuchar su voz. Pero es la realidad interna de ellos mismos la que encuentra la realidad.

Esta manifestación que es una ilusión tiene un propósito. Si no hubiera ilusión, entonces la realidad no podría ser descubierta, pues todo se revela por contraste, incluso la realidad. Buscamos la realidad cuando descubrimos la ilusión; si nunca hubiéramos conocido la ilusión nunca hubiéramos conocido la realidad. La realidad se encuentra a sí misma.

Continuará…

Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel