Hazrat Inayat: Impression, Intuition, Inspiration (Spanish version)

Hazrat Inayat: Impresión, Intuición, Inspiración.

Lo que sigue fue tomado de una charla más larga impartida en una casa en California en abril de 1926.

En cada persona hay más o menos una facultad de percibir impresiones, y ese es el primer paso hacia la intuición. Cuanto más fina es la persona, mayor es su percepción. Pero a veces todos sienten las condiciones del lugar, el carácter de la gente que conocen, sus tendencias, sus motivos, sus deseos, su grado de evolución como una impresión. Si preguntas: “¿Por qué te sientes así?”, no siempre pueden dar una explicación. Algunas veces dirá: “Por las características” o “por la atmósfera” o “por lo que ha dicho”. Pero en realidad es un sentimiento que está más allá de toda descripción. Una persona fina, sensible e inteligente siempre tiene una impresión al ver a otra persona.

Otra cosa maravillosa acerca de la intuición
es que uno es bendecido con la intuición según su sinceridad.

La siguiente etapa es la intuición. Por la intuición uno siente la advertencia de un peligro venidero, la promesa de éxito, la advertencia de un fracaso; si hay algún cambio que dará la vida, uno lo siente. Muy a menudo, al no tener confianza en uno mismo, uno pierde la facultad intuitiva. Muy a menudo se teme si la propia intuición es correcta o incorrecta, y de esta manera uno pierde confianza en sí mismo. Si uno piensa: “Tal vez mi intuición no es la correcta, y si sigo mi intuición voy a fallar”, al actuar así toma otro camino. Esa es la forma del razonamiento, de la lógica. Y así, es natural que su intuición se embote después de un tiempo. Si uno no ha hecho uso de esa facultad, desaparece. Una persona que es capaz de percibir la intuición pierde esa facultad. Otra cosa maravillosa sobre la intuición es que uno es bendecido con la intuición según su sinceridad. Si una persona es seria, sincera, comprensiva, amable, esa persona es bendecida con la intuición. Y si faltan estas cualidades, también falta la intuición. Aquellos que no tienen intuición, también tienen dificultades para alcanzar el ideal espiritual, porque la creencia espiritual no proviene de una experiencia externa, de la razón y la lógica; es una creencia que brota desde adentro en forma de intuición. Y si la facultad intuitiva no se desarrolla, la creencia de esa persona no es fuerte. En primer lugar, una persona que carece de intuición también carece de creencia. Y si tiene creencia, esa creencia no es lo suficientemente fuerte, porque no está construida sobre una base sólida.

Y el siguiente paso en el camino de la intuición es lo que los hombres llaman inspiración. Poetas, escritores, músicos, pensadores, filósofos, pueden hacer uso de esta facultad; otros la tienen pero no saben cómo usarla. Lo que uno no puede crear en diez años en forma de arte, poesía o música, por inspiración uno puede crearlo en unos momentos. Es un flujo natural. No tienes dificultad para elaborarlo; la inspiración viene ya lista, hay muy poco que el cerebro y la mente tengan que hacer. Además, todo lo que proviene de la inspiración es viviente, y es más hermoso, más armonioso en comparación con el arte de la poesía o la música cuando son el resultado del cerebro. La música de los tiempos antiguos, como Wagner* y Beethoven, sus obras aún están vivas. Y no importa la frecuencia con que los escuches, siempre estás sediento de ellas. La música moderna no tiene ese atractivo. Y lo mismo es con el arte antiguo. Hay algo que vive en ese arte, y hoy con todo el progreso en el arte, ese algo que está vivo falta. Lo mismo con la poesía. En Persia tuvimos grandes poetas como Hafiz y Rumi y Sadi, cuyas obras son hoy estudiadas y apreciadas por millones de personas en el Este. Y consideran que sin sus obras no hay una cultura humana. Esa es la base de la cultura humana en Oriente. Después de eso, muchos poetas han tratado de escribir obras como las de Rumi y Hafiz, pero no lo han logrado después de muchos siglos. Parece que la inspiración está perdida. Cuando surge, la inspiración es viviente y dadora de vida, y siempre durará y uno nunca se cansará.

Lo que realmente deseas es atraído hacia tí
y eres atraído hacia lo que deseas.

Uno podría preguntar: “¿Cuál es la teoría de la inspiración? ¿Dónde la encuentro? ¿De dónde viene?”. Mi respuesta es que hay una casa del tesoro donde se almacena todo el conocimiento recogido y experimentado, aprendido y descubierto por los seres humanos. Y esa casa del tesoro es la mente divina, una mente con la que todas las mentes están conectadas. No hay experiencia que no permanezca, o que no esté registrada en esa casa del tesoro. Cada buena o mala experiencia que tenemos, que construimos, cada cosa nueva que aprendemos, cada descubrimiento que hacemos, todo está almacenado en esa casa del tesoro. Pero uno dirá: “¿Cómo puedo encontrarlo? Si tenemos una tienda grande, tal vez con cientos y miles de cosas, es difícil encontrar lo que queremos en cualquier momento”. El poder de la mente, el poder de la voluntad es tal que si uno tiene suficiente poder de voluntad, uno encuentra todo lo que quiere encontrar. Se dice acerca de aquellos de voluntad poderosa que cuando la persona quería comprar algún mueble de cierto tipo, al salir de su casa, y en la primera calle que entró vio en la sala de exhibiciones el mismo mueble exhibido. En otras palabras, fue llevado hacia él. Lo que realmente deseas es atraído hacia ti y eres atraído hacia lo que deseas. Y de la misma manera con el poeta, el músico, el pensador. Cuando está profundamente interesado en lo que está haciendo, entonces solo tiene que desear, y por la acción automática del deseo, su deseo se convierte en una luz. Y esta luz se arroja sobre ese almacén divino. Se proyecta sobre el mismo objeto que quiere encontrar. Tal es el fenómeno de la voluntad y la inspiración, que tan pronto como un alma inspirada es movida por la belleza y armonía de la vida y desea expresar su alma, la luz de su alma brilla sobre ese objeto particular o sobre ese conocimiento particular. Y llega instantáneamente a su mente, expresándose a través de su mente externamente. Y todo lo que se trae desde dentro de esta manera es perfecto, es armonioso, es hermoso y tiene un efecto maravilloso.

En la antigüedad, el Sha de Persia expresó el deseo de tener una historia escrita del pasado de Persia. Y le dijeron: “Hemos perdido los registros, y es muy difícil rastrear los relatos de los reyes que vivieron antes”. Y había un poeta, Firdosi. Él dijo: “Escribiré la historia de Persia”. Fue inspirador. La gente estaba asombrada. Dijeron: “¿Cómo lo hará?” Pero él envió su alma, por así decirlo, hacia el pasado, y su alma se convirtió en un receptáculo del conocimiento del pasado. Lo expresó en forma de poesía. Este libro se llama el Shāhnāmé de Persia**, que fue traído por inspiración.

* Richard Wagner no era exactamente un compositor ‘antiguo’ para la época en que se impartió esta conferencia; murió en 1883, un año después de que nació Hazrat Inayat Khan.

** N.d.T.: El libro de los Reyes, o La épica de los Reyes, de Firdosi.

Traducido por Juan Amin Betancur

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