Hazrat Inayat: Iniciación Pt XV
En la publicación anterior de la serie de enseñanzas sobre la iniciación, Hazrat Inayat habla de lo que él llama iniciación “natural”, y aquí continúa explicando la iniciación de la mano de un maestro o guía, e iniciaciones subsecuentes en el plano interior. En nuestro tiempo presente, muchos rechazan la idea de la guía humana, pero por este rechazo, como lo explica Hazrat Inayat, ellos mismos se privan de una preciosa fuente viva de orientación.
Sin duda, en la vida del hombre llega un momento en el que, aunque estuviera iniciado mil veces por la naturaleza, busca sin embargo un guía que camine sobre la tierra. Muchos dirán. ¿Por qué Dios no es suficiente? ¿Por qué debe haber alguien entre Dios y el hombre? ¿Por qué tiene que ser un hombre que es tan limitado como nosotros? ¿Por qué no podemos alcanzar directamente el espíritu de Dios? Pero en un hombre que es tu enemigo y que te ha torturado a través de la vida, en otro que es tu mejor amigo, y en tu maestro que te guía e inspira, en todos estos esta para ser vista la mano de Dios. Los tres te han guiado en el camino de la inspiración; los tres son necesarios para que puedas avanzar en la vida. Aquel que te ha decepcionado, que te ha hecho daño, también es tu iniciador, porque te ha enseñado algo, te ha puesto en el camino, aunque no haya sido de la manera correcta. Y aquel que es tu amigo es tu iniciador también, porque te da la esencia de la verdad, elsimbolo de la realidad; solo el amor puede darte pruebas de que hay algo vivo, algo real. Y luego existe el maestro inspirador, sea un hombre humilde, una persona iletrada o un alma meditativa, bien sea un gran maestro o uno humilde, él es lo que tu pienses que es, porque todosson para nosotros lo que pensamos que son.
Si no fuera cierto que el hombre debe guiar a sus semejantes, Jesucristo no hubiera sido puesto en medio de esos pescadores que no podían entenderlo; y sin embargo demostró ser su guía. La presencia en la tierra de personalidades como Buda y de todos los otros maestros, algunos de ellos ni siquiera conocidos por la humanidad, aunque hayan hecho tanto, pero que siempre están y siempre estarán, bajo cualquier nombre y apariencia con la que puedan trabajar – esa presencia guía a los individuos y a la humanidad. Dios nunca llegan tan directa y completamente como cuando llega a través de sus maestros. La mejor manera para Diosde alcanzar a los seres humanos es a través de los seres humanos – no por medio de un ángel sino por medio del hombre, que está sujeto a nacer y morir y a todas las limitaciones que todos tienen.
La manera del maestro con su iniciado es extraña. Mientras más grande es el maestro, más extraña será la forma. El maestro puede examinar, y puede dar pruebas; y su actitud nunca puede entenderse, pues un verdadero maestro nunca se compromete. Ni su sí ni su no pueden entenderse, porque su significado puede ser simbólico y muy sutil. Tal vez hablará en parábolas, tal vez enseñará sin enseñar, tal vez enseñará más por medio de una mirada que hablando mil palabras. Tal vez la presencia del maestro en la vida del discípulo sea de mayor bendición que cien libros leídosNi la indiferencia ni la amabilidad del maestro deben ser interpretadas por lo que parecen ser, porque en ambas hay algo más. Mientras más estudiamos la personalidad del maestro más desconcertados quedamos. El maestro es el iniciador de la vida, es el ejemplo de la sutileza de la vida entera.
Algunos afirman haber sido iniciados por un maestro del otro lado. Bueno tal vez lo fueron. Pero ¿no se encuentran entonces en dos mundos, el maestro en uno y el iniciado en otro? Ni el iniciado pertenece al mundo del maestro, ni el maestro al de él. Esto con seguridad nos da menos problemas que tener que observar el placer de un ser viviente; es más fácil sentir que tenemos alguien a las espaldas que siempre está susurrándonos al oído, y que nos habla en sueños o visiones. No es equivocado, y en algunos casos es incluso verdad; hay almas, hay maestros que tal vez no han dado en la tierra lo que tenían que dar, lo que tenían que impartir a otros. Pero ese no es el proceso normal. Si fuera el proceso normal, entonces todas las enseñanzas habrían sido enviadas desde el otro lado, pero ni Buda, ni Jesús ni Mahoma dieron sus enseñanzas desde allí.
Hoy el pensamiento predominante es que ningún hombre debería guiar a sus semejantes, y que no hay virtud en esa orientación. Este pensamiento está tan extendido que impide a la gente buscar la orientación de alguien que está enfrentando las mismas dificultades, los mismos problemas y que tiene comotodos, las mismas experiencias. Avanzan rechazando personas como esas, como Jesucristo fue rechazado, pero al mismo tiempo ¡están buscado a alguien en el otro plano! Muchas sociedades y grupos han confundido tanto su mente con este asunto que se han privado a sí mismos de esa agua viva que sigue su curso natural a través del mundo del hombre.
El trabajo del maestro es más sutil. Es como el de un joyero que tiene que fundir primero el oro, para fabricar con éste una joya. Primero tiene que fundirlo, y una vez que se ha fundido, cuando ya no es más un duro metal, sino que se vuelve líquido, entonces puede convertirse en una corona, o en un anillo o en un adorno; entonces podemos sacar algo hermoso de allí.
Y después de este hay otro paso. Cuando el discípulo ha recibido las iniciaciones que el maestro tenía que darle, entonces termina la tarea del maestro y despide al discípulo. El maestro no retiene al discípulo indefinidamente, él tiene que realizar su parte durante el viaje por el camino, pero luego viene la iniciación interior. Esta llega a los discípulos que se han vuelto meditativos, cuyo interés se ha agudizado, cuya perspectiva se ha ampliado, aquellos que miran la vida diferente, cuya conciencia ha adquirido el hábito de la reflexión, de expandirse.
Sin duda, en esta experiencia también hay siempre ayudas para ser tomadas. Así como la ayuda llega de la tierra así también llega del mundo invisible. Es como si estuviéramos en la calle, con algún tipo de dificultad; naturalmente los demás vendrán a ver si pueden ser de alguna utilidad. Así, mientras avanzamos, atraemos la solidaridad de seres que siempre están ocupados ayudando a la humanidad desde todos los planos de la existencia. La solidaridad de aquellos que están cerca a aquel que está viajando en el camino es atraída dándole apoyo para seguir adelante. Es esta ayuda la que se llama iniciación. Hay muchas iniciaciones diferentes: todas son peldaños para ascender.
En conclusión, mencionare lo que se logra a través de la iniciación: lo que alcanzamos es ese entendimiento para el cual hemos nacido, que es el propósito de nuestra vida. A menos que nos aproximemos al propósito de la vida, nada de lo que hagamos nos ayudará suficientemente; tal vez solo nos ayudará en ciertas de nuestras necesidades, pero no mucho más. Solo hay algo que da completa satisfacción y es llegar a la auto conciencia. No es simple y esto necesita más que solo meditación y concentración, aunque estas son una gran ayuda en el logro de nuestra auto conciencia.
Y los que creen que, leyendo un libro de yoga pueden llegar a esa comprensión están equivocados. Están equivocados porque es un fenómeno; y es por este fenómeno que avanzamos adelante. Algunos piensan que, por estudio directo, por puro estudio científico pueden llegar a la comprensión, pero para lograr auto conciencia se necesita cierto estilo de vida. ¿Es la vida que la gente religiosa enseña, que deberíamos vivir de tal y tal manera?. ¿Es una vida de acuerdo con ciertos principios, ciertos dogmas? No, nada de ese estilo. Es el proceso continuo de borrar el ego; es justo como pulir algo que es muy duro; es un continuo pulimiento del ego. Y mientras más ese ego se ablanda más alto evoluciona la persona y más grande se vuelve su personalidad. No importa qué poder e inspiración una persona pueda haber adquirido, si no hay aniquilación del ego, nada se logra. El resultado que produce la iniciación es la aniquilación del ego, y la aniquilación del ego es lo que se requiere para llegar a la verdadera sabiduría.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel