Hazrat Inayat : La Guía interior
En esta breve conferencia, Hazrat Inayat Khan muestra que tanto la experiencia interior como la exterior son necesarias para que la guía nos ayude. Esta conferencia complementa las publicaciones sobre “La voz interior”, que empiezan aquí.
Es la tendencia natural de todo ser humano, cuando se encuentra en una dificultad, buscar orientación, pedir consejo a alguien, ya sea a una persona mayor o a algún amigo o pariente. La gente incluso pregunta a los adivinos – por muy orgullosa que sea una persona, si tiene la oportunidad de preguntar, preguntará en broma qué pasará en su vida.
Hay dos cosas: la inteligencia, la facultad de saber; y el conocimiento que ha sido adquirido y almacenado. La inteligencia es capaz de saber, pero no tiene conocimiento; el conocimiento se recoge desde el exterior, desde toda la experiencia del mundo y de la vida. Cada individuo tiene su reserva de experiencia acumulada, y también cada familia, cada nación y cada raza. Y es este cúmulo de experiencia el que es la reserva de conocimiento de esa familia, nación o raza. Por lo tanto, decimos que esta nación es así, y esa nación es así.
El Sufi dice que todo este universo fue hecho para que Dios se conozca a sí mismo. La semilla deseaba darse cuenta de lo que es, lo que hay en ella, y por lo tanto se convirtió en el árbol. A veces una persona le pide orientación a otra, a alguien que vive en la tierra o a alguien que ha pasado al otro lado; a veces le pide a un santo o a un sabio. Quien es preguntado puede dar conocimiento sólo de acuerdo a la extensión de su conocimiento. A partir de ese cúmulo de conocimientos que ha reunido,da su consejo. Cuando una persona se dirige a Dios, al Ser interior, entonces toda la luz y todo el conocimiento son suyos para su guía.
“Pero”, dice la gente, “¿cómo podemos unirnos al Ser interior para tener esa guía?” Cuando la mente se fija en algo, entonces la persona se vincula a eso, se establece una corriente entre ella y eso. Esto puede llamarse la guía de Dios o la guía del yo. Si miramos dentro, Dios está más cerca de nosotros que nuestra mente y nuestro cuerpo, porque Él es esa vida en la que, como se dice en la Biblia, vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser.
El alma tiene dentro de ella la facultad de guía interior, señalando a la persona qué hacer, qué camino tomar. Pero a menudo una persona no lo percibe, está confundida. Muchos están confundidos y permanecen confundidos toda su vida, sin saber qué deben hacer en la vida. Esto se debe a que no se aferra a ese deseo que tiene. Desea una cosa, y luego viene otro deseo y lo deja ir. Es como si un cocinero estuviera cocinando un buen plato y estuviera decidido a hacerlo, pero la criada le dice: “Una espléndida procesión está pasando; deberías verla”, y él deja el plato y va a mirar la procesión. Entonces el plato se estropea.
La guía del conocimiento exterior y la guía de la inteligencia interior son ambas necesarias. Si la luz interior fuera suficiente, entonces el hombre nunca habría sido creado; habría sido un ángel. Esto se explica en una historia del Corán, en la que se dice que cuando Dios quiso crear al hombre, primero les dijo a los ángeles Su intención. Ellos dijeron, “Oh Señor, ¿por qué creas a este ser, que derramará sangre y causará destrucción en la tierra? ¿No somos suficientes para alabarte y servirte? Estamos eternamente ocupados en tu alabanza y servicio”. Entonces, cuando el hombre fue creado, Dios le preguntó, “¿Qué es esto, y esto, y aquello?” Y él sabía los nombres de todas las cosas, de la montaña, del árbol, del arroyo y de todas las cosas de la tierra. Dios dijo a los ángeles: “¿Conocéis los nombres de todas estas cosas?” Y se vieron obligados a confesar: “Señor, no conocemos el nombre de nada en la tierra. Sólo conocemos Tus alabanzas”.
El significado de esta historia es que la experiencia en la tierra es necesaria para adquirir conocimientos. Sin ella, sólo existe la capacidad de conocimiento. Si un hombre desea convertirse en médico, arquitecto, ingeniero, poeta, músico, y estudia y adquiere todo el conocimiento de la ciencia o el arte pero no busca la guía interior, entonces tendrá todo el conocimiento de las reglas, pero ninguna inspiración, ningún don, ningún poder. El error contrario ha sido a menudo cometido por los místicos, que han pensado que la luz interior es suficiente, el conocimiento interior, sin ningún aprendizaje del mundo exterior. Hubo en la India el gran poeta Kabir, que provenía de una familia de tejedores y hablaba el idioma de los tejedores, que está lleno de las expresiones más comunes. Su libro está escrito en ese idioma y con esas palabras. No sé cómo sería apreciado en Occidente. En la India, donde siempre han tenido una gran estima por la gente de alto conocimiento, se considera como una de las grandes bendiciones de Dios.
El secreto de la guía interior es que en cualquier cosa que el deseo del alma se fije, el camino se despeja y todos los obstáculos son puestos hacia un lado. Si decididamente deseas algo o volverte algo, eso te volverás. Si deseas volverte un ángel o un deva* o estar a los pies de Dios o incluso más, eso te volveras. Lo que sea que el ser desee, ese es su destino. Por lo tanto, una persona piensa: “Debo ir a la guerra, debo dar mi vida por mi nación”, y ese es su destino. Y otro piensa: “No debo lastimar ni siquiera a un insecto; debo llevar una vida inofensiva”, y ese es su objetivo.
Que Dios los bendiga.
*Ndt: Los devas son deidades benévolas en el hinduism o y el budismo.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui